POR MARÍA DEL CARMEN CALDERÓN BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CABEZA LA VACA (BADAJOZ)

El Contrabando Durante el Antiguo Régimen (siglo XVIII) era un mal endémico de las sociedades preindustriales y una práctica muy activa en tierras de frontera. Cabeza la Vaca y los campos y sierras que la rodean fueron testigos de ello. Tentudía y sobre todo la zona de Extremadura lindera con Portugal estuvieron a merced de estas prácticas.

Durante el Antiguo Régimen, el contrabando se convirtió en un problema generalizado, característico de las sociedades preindustriales. En tiempos de guerra, el cierre de los puertos con naciones enemigas y las dificultades económicas hicieron del comercio ilícito una vía crucial para la supervivencia de los mercaderes y sus comunidades, a la vez que ofrecía significativas oportunidades de enriquecimiento a sus principales perpetradores.

Entre los estudios historiográficos sobre políticas aduaneras y contrabando en las fronteras peninsulares del siglo XVIII, destacan los trabajos de Miguel Ángel Melón sobre la raya de Extremadura y de Alberto Angulo sobre las provincias vascas, específicamente las aduanas en la provincia de Álava. Estas investigaciones han examinado principalmente las disputas entre los oficiales reales encargados de fiscalizar el comercio y perseguir el contrabando en las poblaciones fronterizas.

La presencia de servidores reales en estas sociedades generó un notable malestar en las comunidades locales y un aumento de la conflictividad, manifestada en episodios violentos. El incremento de estos agentes provocó fuertes protestas en las áreas donde fueron destinados.

Para mitigar los daños a la Real Hacienda, las autoridades de la Monarquía establecieron un organigrama de oficiales destinado a erradicar el contrabando que perturbaba el comercio legal.

A la cabeza de estas actividades de control estaban los jueces de contrabando, gobernadores o superintendentes de rentas, quienes eran las figuras más visibles y responsables. Bajo su mando, se encontraban diversos subordinados encargados de la custodia y vigilancia de las Rentas Reales, así como de la represión de los abusos cometidos.

Los guardas podían adoptar distintas actitudes ante los fraudes según revelan los documentos de la época:

• Podían elegir formar parte de los negocios de los contrabandistas,
• aplicar rigurosamente la ley o
• permitir las actividades ilícitas a cambio de sobornos.

La renta del tabaco fue la que ofreció mayor rendimiento a la hacienda regia durante el siglo XVIII.

En tiempos de penuria económica y necesidades fiscales, la Corona aumentó la presión fiscal sobre esta renta, encontrando frecuentemente resistencia en aquellos territorios con regímenes jurídicos y fiscales diferenciados.

Como para siete vicios hay siete virtudes, costumbre en Cabeza la Vaca concretamente, era la costumbre, a falta de tabaco, de sustituirlo por hojas de té.

A través de los documentos que nos ofrecen la correspondencia y los expedientes judiciales que hoy se custodian en el Archivo Histórico Nacional, el Archivo General de Simancas, entre otros, se puede ver  el impacto de las medidas represivas tanto en los espacios portuarios como en los de interior.

Es interesante estudiar tanto la actividad de los guardas como la afluencia de los sujetos que colaboran en el desarrollo de estos negocios al margen de la ley.

La dinámica que se establece de parte de los del bando legal frente a los del bando ilegal se traduce en conflictos y las percepciones negativas que llega a tener la sociedad de los Oficiales Regios en la represión del contrabando. Las comunidades locales llegan a percibir a estos servidores reales, como fuentes de desórdenes y excesos.

Además, estos discursos fueron utilizados por las instituciones de gobierno local y provincial para deslegitimar o rechazar las medidas intervencionistas en materia aduanera y de contrabando implementadas desde Madrid.

FUENTE: https://cabeza-la-vaca.blogspot.com/2024/06/el-contrabando-durante-el-antiguo.html