POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Estos días traen desde los campanarios toques a difuntos, de llantos y despedidas por las ausencias que nos dejan. Tremendo lo que está sucediendo. Desde que empezó este maldito virus, hasta el día de ayer, 1.410 extremeños han perdido la vida. Abuelos, padres, hermanos, tíos… más de mil historias personales de vida y obra. Cercenada una generación que tanto luchó y trabajó. Y así, acompañado por el poeta oloriano, acudo a sus versos: “Umbrío por la pena, casi bruno,/porque la pena tizna cuando estalla,/ donde yo no me hallo, no se halla/hombre más apenado que ninguno”. Miedo, mucho miedo de lo que está pasando. En éstas, nacen, cerca de casa, las primeras flores que saludan la luz del día.