POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Días atrás, aunque en forma muy resumida, les conté la historia del NACIMIENTO, en Lastres. Una muestra de arte y una joya de ingenio.
Al escribir mi comentario recordé que ese BELÉN se instala en la capilla lateral donde se venera al SANTO CRISTO DE LA AGONÍA, otra joya que atesora la iglesia parroquial de SANTA MARÍA DE SÁBADA y que bien merece la pena divulgar su historia.
Vamos a remontarnos a 1837, año en el que el coronel lastrín don JUAN ANTONIO SUÁREZ VICTORERO ROBLEDO escribió su manuscrito DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICO HISTÓRICA DEL CONCEJO DE COLUNGA.
Dice así nuestro coronel refiriéndose al siglo XVIII en la Villa lastrina:
«No obstante la decadencia que experimentó el Puerto de Lastres en el siglo último, entonces fue cuando logró algunas instituciones benéficas; porque algunos de sus vecinos que a beneficio de sus comercios en Galicia juntaron caudales muy crecidos, instituyeron fundaciones piadosas, estableciendo Escuelas de Primeras Letras…caudales para la nueva Iglesia construida el año 1752 y otras varias fundaciones y obras pías».
Esta nueva Parroquial, construida a expensas de los hermanos don Lorenzo (sacerdote), doña Teresa (viuda de don Toribio Menéndez y después monja clarisa en León) y de don José (presidente del Alto Tribunal de la Minería en Lima-Perú-) Robledo Colunga, alberga en su sacristía, capillas y altares una preciosa y extraordinaria imaginería.
Nos habla el coronel Suárez-Robledo de vecinos de Lastres «que a beneficio de sus comercios en Galicia juntaron caudales muy crecidos». Entre estos, y así consta en el archivo parroquial de 1767, figura el matrimonio formado por don Juan Antonio Batalla y su esposa, comerciantes lastrinos residentes en Pontevedra, quienes donaron a la Iglesia Parroquial una IMAGEN DEL SANTO CRISTO DE LA AGONÍA adquirida, posiblemente, en alguna parroquia gallega o en algún taller de escultura. Unos estudiosos la sitúan en los últimos años del siglo XVI (finales del Renacimiento) y los más, como el catedrático don Germán Ramallo, opinan que corresponde a los inicios del siglo XVIII.
Este profesor cree que procede de la escuela del famoso escultor y arquitecto gallego don Francisco de Moure (1576-1636).
Es un Crucificado, sobre cruz de madera reconstruida en 1938), en actitud de expiración (agonía, muerte inmediata); talla en la que sobresale un expresivo y doliente rostro agónico y una complexión muscular corpórea que tal parece un verdadero tratado de anatomía.
Es, para mi entender, que no soy experto en arte pero que he tenido la suerte de ver muchas tallas de Crucificados, algunas de ellas increiblemente extraordinarias, uno de los mejores CRUCIFICADOS del arte barroco asturgalaico.
Un CRISTO DE LA AGONÍA que así inspiró esta poesía al también lastrín don ELÍAS LUCIO DE TAPIA:
» A los pies de una Cruz de madera
donde Cristo , clavado, agoniza , con pena
he rogado con ansias de muerte
por tu dicha eterna…
A los pies de esa Cruz, que es refugio
donde El nos espera,
he sentido en el fondo del pecho
la paz verdadera,
pensando en tus ojos, en tu alma buena,
y en que yo te adoro con pasión sincera.
A los pies de esa Cruz redentora
que es faro que guía con luz que consuela,
he rogado en plegaria humilde
para que me quieras.
¡Qué dulce es amarte
postrado a los pies de una Cruz de madera!
Bueno, y como se acerca la Navidad, bien será ofrecer una recetina fácil, barata y muy marinera. Es una especie de milhojas de hojaldre con bugre (llobicante, llocántaru…), langostinos y verduritas.
Adquieran una lámina de hojaldre (o más, si lo desean) y corten cuadrados de unos 6-7 cm de lado. Horneen hasta que esponjen y tomen color dorado.
Aparte, preparen un salteado de verduritas al gusto (cebolla, pimiento verde, pimiento rojo, zanahora…) cortadas en juliana y cuezan en agua con sal y una hojita de laurel (si gusta ese sabor) un bugre de 750 g y varios langostinos.
Seleccionen las colas de los langostinos (sin caparazón) y corten en medallones la cola del bogavante.
Tomen como base un «cuadrado de hojaldre», sobre el extiendan una capa del salteado de verduritas; encima coloquen dos langostinos y dos medallones de bogavante; bañen con un poco de salsa rosa y rematen con otro «cuadrado de hojaldre».
Adornen el plato con un poco de mayonesa o salsa rosa y un espolvoreo de perejil picado menudo.