POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO
En algunas ocasiones, algunos lectores de esta columna me dicen que escribo poco de la comarca… pues no les falta razón, aunque ya saben que en mis pensamientos la tengo muy presente, que soy una persona que ama mi tierra, no solo la ciudad sino también esa querida comarca de la meseta castellana.
Pero hoy, miren por donde, tengo una promesa con mi venerable madre de visitar a el Cristo de los Pinares, como toda la vida desde que saqué el carnet de conducir y regresé de la Villa y Corte de Madrid. Además, es una promesa fácil de cumplir, que no tuvo mucho que insistirme para aceptarla de buen grado, porque yo seguiré visitando cada año y cada fiesta a nuestro Cristo de los Pinares como Patrón que es de mi tierra, esta comarca de pinares al norte de Ávila. Y es que, permítanme la intimidad, mis padres se hicieron novios en la romería del Cristo, y por ello ha sido visita deseada y obligada durante muchos años para acercar a mi madre a este Cristo tan venerado en esta comarca. Y también para saludar a tanta gente de todos los pueblos de la comarca, gente que con cercanía y buenos recuerdos saludaban a mi madre, muy conocida y popular, “la Sole la carnicera…” y así año tras año esa costumbre y rito se repetía hasta que la edad y sus fuerzas la han dejado aquietada y ya no es posible su visita anual. Tienes que ir por mí y rezar a nuestro Cristo… y yo vuelvo cada año puntualmente.
Esta romería es la mayor y más popular del norte de Ávila, que aglutina una amplia comarca, la Tierra de Arévalo, en su ermita que está en una encrucijada de caminos entre San Vicente de Arévalo, al término que pertenece, la Nava de Arévalo y Tiñosillos, ahí, junto al río Arevalillo, un cauce casi siempre seco por estas fechas y aún más este año de la gran sequía.
Un Cristo restaurado recientemente a su primigenia fisonomía de Cristo románico-gótico, que fue despojado se las vestiduras y la melena que el tiempo y las modas le fuero poniendo, al estilo y modelo del famoso Cristo de Burgos, pero que hoy en día la restauración recomienda dejarlos como fueron concebidos y venerados durante mucho tiempo. Igual ocurre con otro cristo de tamaño mayor, el de Rapariegos, que también en su restauración se dejaron oír voces de protesta… pero esta es la imagen real.
Una ermita barroca, situada ahí, entre pinares, junto al Arevalillo que discurre junto a ella, lugar en que hace tiempo debió de existir otra más antigua, seguramente de arquitectura mudéjar, como casi todo por aquí, tan antigua como este Cristo milagroso que tatas devociones aglutina, como muy bien se puede apreciar en esa sacristía llena de exvotos de tantos favores que el pueblo le reconoce y algún cuadrito-relato con portentos. Y por eso se le implora y lleva de romería a centenares y millares de devotos cada año por estas fechas. Como es natural, cuando cae en fin de semana aumentan los visitantes. Esos pinares llenos de vehículos, como antes lo estaban de carros y tartanas engalanadas y la nueva zona verde de reposo y sombra para reponer fuerzas. Entre misa y misa que llenan la ermita, centenares de personas deambulan por el entorno.
Y por cierto, desde estas líneas quiero felicitar al joven cortador José Manuel Medina Vara, “Zorrillo” que ha quedado campeón de la Liga del Corte Puro 2019 en Valladolid… volvió a cumplir su sueño cinco años después, como el mismo ha dicho, lo que le convierte en el campeón nacional de esa modalidad de la tauromaquia tradicional. Un joven arevalense que se ha curtido en tantos ruedos desde que iniciara su andadura taurina en el corte y recorte… El mismo que en las pasadas Ferias y Fiestas ganó el premio del concurso arevalense entre las ovaciones de su público que siempre le arropa. Muchos cortes más hemos podido ver en la suelta de novillos en la plaza arevalense durante los festejos de estas fiestas. Un nuevo galardón para este taurino de empaque. Enhorabuena José Manuel “Zorrillo”.