EL CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA (LEÓN), JOSÉ DIONISIO COLINAS LOBATO PRESENTA HOY EL LIBRO EL CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZOS DE LA BAÑEZA
LA FUNDACION CONRADO BLANCO INVITA A LA PRESENTACIÓN, DEL LIBRO ESTA TARDE EN EL CENTRO CULTURAL TIERRAS BAÑEZANAS
José Dionisio Colinas, actual cronista oficial de la localidad leonesa de La Bañeza, presenta esta tarde en el Centro cultural “Tierras Bañezanas” su libro sobre la historia de “El convento de Carmelitas Descalzos de la Bañeza”.
Para este acto que se desarrollara en este centro cultural apartir de las 20.30 horas, la Fundación cultural Conrado Blanco invita a los vecinos y amigos de la Historia a la citada presentación.
El cronista bañezano, José Dionisio Colinas, acaba de reunir todas las huellas históricas sobre el desparecido convento de Carmelitas Descalzos de La Bañeza (León) en un libro que edita la Fundación Conrado Blanco.
Casi 350 páginas donde el ilustre bañezano ha querido revivir ese convento que tanto tiempo, casi tres siglos de historia, dio sombra en un paraje llamado ‘el Paramito’, donde más tarde, tras su demolición, dio lugar a la formación de un nuevo barrio, el de San Eusebio, conocido también por barrio del Carmen.
Un lugar donde hoy no hay nada de esta abadía pero hubo «un monasterio con su huerta, su claustro, su capilla, su cementerio, sus lugares de trabajo y sus fincas de labor.
Una labor de recopilación de muchos años, un lugar que siempre había interesado a este defensor de la historia bañezana, el cual se lamenta de que la gran mayoría de los datos haya tenido que rastrearlos en archivos de León o Madrid, cuando tuvimos en nuestra tierra el Archivo del Adelantado del Reino de León, y no queda prácticamente ninguna información.
No ha sido fácil la labor, pero como cronista oficial de nuestra localidad ha querido revivir e investigar esta época bastante remota, una época en la que esta magna edificación fue centro de cultura y religión, desde 1592 hasta 1835. Un lugar por el que pasaron grandes personajes de la historia como Gregorio Nacianceno, Francisco de Jesús ‘Capela’, Pedro de San Ángelo, Domingo de la Madre de Dios o Jesús de María ‘Quiroga’, quizás fue un convento importantísimo, por él pasaron monjes de trayectoria teresiana y sanjuanista. De ahí el hecho de haber contado con cartas de la Santa o con el testamento de su hermano Lorenzo de Cepeda para ser exhortado.
Posiblemente fue el lugar elegido, La Bañeza, por la expansión que en sus comienzos caracterizó a la orden por parte de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, más el empeño del padre Fray Gregorio Nacianceno.
Todo ello hizo que se fundara el convento en esta villa del Reino de León con el apoyo del conde de Miranda, la ayuda de algunos benefactores y la autorización regia de Felipe II. Primeramente tuvo su sede en el llamado Hospital de la Vera Cruz en 1595.
Pero, ante el mal estado del lugar, las autoridades del momento le buscaron otro espacio extramuros, en un paraje llamado ‘el Paramito’.
La desaparición de este edificio, que en aquellos tiempos presidio la villa que hoy es La Bañeza, fue forzada por la llegada de la «Desamortización de Mendizabal», el solar y la huerta salieron a subasta, y los adquirió Eugenio Gutiérrez, quien lo fue vendiendo por partes, como solares.
Pero José Dionisio Colinas ha seguido la pista no sólo del exterior, también de los enseres que había en su interior como la biblioteca, los cuadros, la imaginería, los relicarios, etcétera…
Todos estos bienes fueron dispersados entre los cuales había cartas de Santa Teresa de Jesús o el libro manuscrito La subida al Monte Carmelo, de San Juan de la Cruz, que el padre Domingo de la Madre de Dios recibe en Valladolid de manos de una monja y trae a La Bañeza en 1627.
También desaparecieron cuadros, buena parte de la rica imaginería, aunque otras de las obras han corrido mejor suerte, joyas como Orisgonta, puede contemplarse en el Museo de León, la talla de La Piedad, del gran Gregorio Fernández, sigue en La Bañeza, en la Iglesia del Carmen, así como una Santa Teresa que algunos atribuyen también a Gregorio Fernández, pero sin absoluta seguridad.
Una obra, que su autor Colinas Lobato, lo describe como un libro de consulta que puede dar arranque a nuevas investigaciones y que en él no solo aparecen documentos, referencias y notas biográficas en torno al convento y sus moradores, sino también de sus bienhechores, como es el caso del insigne y benefactor bañezano Juan de Mansilla Fernández.
