Esta pequeña Villa de casi tres mil habitantes se ha convertido a nivel nacional en un referente del «saber hacer» y saber elaborar los mejores dulces artesanos en el concepto más amplio de los buenos turrones y exquisitas peladillas.
Como cada año, la población valenciana de Casinos se ha vestido de gala este paso fin de semana para acoger a cientos de visitantes devotos del dulce artesano.
La llegada desde Valencia resulta con la habitual comodidad que regala la autovía hacia Ademuz, pero esos últimos tres kilómetros por la vieja carretera comarcal permiten tomar conciencia al viajero de que se acerca a un destino cuyo epicentro son el turrón, las peladillas y las más ricas variedades de dulce artesano que pueda imaginarse.
Es la XVI Feria del Dulce Artesano, Peladillas y Turrones de Casinos, fundada por José Salvador Murgui, cronista oficial, en su momento alcalde y en la actualidad concejal por Ciudadanos.
Un evento que sigue creciendo, año tras año, y que en 2015 ha tenido un gran éxito de organización y de público.
Posiblemente gracias al completo programa de actividades, con la colaboración del M.I. Ayuntamiento de Casinos, la Generalitat Valenciana, la Diputación de Valencia, Egevasa, Valencia, Terra i Mar, así como la entidad bancaria Cajamar. De este modo Casinos ha organizado un monumental Belén, una carrera atlética de 10 Km., una exhibición de Stunt (motos), actividades infantiles, talleres de manualidades, una muestra de coche clásicos, Motos y Autocaravanas, pasacalles de bandas de música, pilota valenciana, Batukada, Bailes de salón, funky y Gimnasia rítmica.
Un paseo por el recinto ferial obliga al ejercicio de agudizar los cincos sentidos. Más cien variedades de turrón, donde la perfecta combinación de harina, azúcar, miel y huevos ecológicos, se fusionan en una presentación de variado colorido. La vista traspasa el escaparate, la estantería, mientras la música de banda ameniza el momento. La degustación de variedades por cortesía de los vendedores concreta el instante de tocar con los dedos pequeñas fracciones de turrón, que es –desde luego- sabe a “gloria bendita”. Allí mismo puede verse cómo se realiza la variedad de la yema tostada, con las llamas caramelizando el azúcar, agudizando aún más el olfato.
Las peladillas tienen un capítulo aparte: blancas, nacaradas y exquisitas, con una capa de dulce bien elaborado donde la almendra “marcona” define el punto de encuentro entre el placer del paladar y el sabor a tierra valenciana. Luego están las peladillas de chocolate, roñosas, garrapiñadas…
Y como despedida de la Feria, una visita a la caseta de la Cooperativa Agrícola Santa Bárbara, con su muestra de vinos tinto, blanco y rosado, el aceite de oliva virgen extra y el licor de moscatel.
Una experiencia sensorial cuyo desenlace se concreta en una mochila repleta de dulces tesoros para las fiestas navideñas, eso sí, para compartir en dulce armonía. En todo caso no hay que olvidar que la villa valenciana de Casinos produce y sirve durante todo el año su buen hacer en forma de artesanía gastronómica fuera de concurso.