POR FEDERICO SOLDEVILLA ÁGREDA, CRONISTA OFICIAL DE LOGROÑO.
“Hay mucho Logroño por descubrir pero también es importante mirar de otra forma”. Su nombre es Federico Soldevilla, el nuevo cronista popular de Logroño desde el 16 de mayo. Un nombramiento que recibe con las mismas dosis de orgullo y responsabilidad y que le anima a continuar haciendo lo que ha hecho hasta ahora: contar y redescubrir Logroño mirándolo de otra manera.
Así, con Soldevilla y con Isabel Murillo, Logroño recupera, tras 21 años, esta figura por partida doble. Él es el presidente de la Asociación Cívico Cultural ‘Amigos de La Rioja’ y autor de múltiples publicaciones sobre la ciudad y el cronista popular. Ella es la responsable del Archivo Municipal de Ayuntamiento de Logroño y autora de diferentes publicaciones e integrante de múltiples investigaciones de índole histórica y ejerce como cronista académica del Consistorio.
Por delante tiene un reto que le apasiona, seguir investigando, “seguir sacando trozos de la historia de Logroño de los archivos y también de las calles de la ciudad”, ahora también bajo el paraguas del Ayuntamiento de Logroño. Y es que Soldevilla considera importante recuperar la figura del cronista. “Logroño no deja de ser un pueblo y al final vivimos en comunidades, en nuestros barrios. Y son esas historias que se cuentan en los barrios las que hay que recuperar y por qué no, quizás recopilarlas en un libro porque al final la divulgación es importantísima para que todos podamos conocer y disfrutar de lo nuestro”. Porque, insiste, “Logroño es mucho más que los cuatro puntos o reclamos de siempre”.
Por esta razón, Soldevilla propone rescatar “esas cosas pequeñas que pasan desapercibidas como las primeras baldosas que todavía quedan en alguna pared del Casco Antiguo y que datan de 1772, esos pequeños detalles que nos ayudan a contar a logroñeses y turistas cómo era la vida y la ciudad de aquel momento”.
Y es que, desde el punto de vista turístico, “Logroño tiene mucho más que ofrecer”. Y en ese mucho tiene cabida el cementerio de la ciudad “que antes o después tiene que ser declarado Bien de Interés Cultural por su archivo, su arte y su escultura o la ruta del Monte Cantabria con ese mirador tan espectacular que tenemos a tan sólo diez minutos”. Y así configurar un listado con esos otros reclamos de interés. Lugares físicos y atractivos de por sí y otros curiosos también por su historia, como el Puente de Hierro cuyo origen, para muchos, es desconocido. “Algunos piensan que como Mateo Práxedes Sagasta era ferroviario nos tocó, pero esto no es así. El Puente de Hierro está en Logroño por una desgracia, una riada que derrumbó parte del Puente de Piedra existente en aquel momento y que impedía a la ciudadanía pasar de un lado a otro. Tampoco podían cruzar la ciudad los soldados que realizaban la instrucción en la zona de Las Norias y un 1 de septiembre de 1880, el Ebro se tragó una barcaza con 90 soldados. Esta tragedia tuvo repercusión nacional e internacional y fue así como este puente llegó a Logroño. Y es por esto por lo que el Puente de Hierro es más antiguo que el Puente de Piedra”.
O la planimetría de Logroño y sus murallas, una ciudad amurallada hasta 1861. “De aquellas murallas aún quedan algunos vestigios que todos visitamos, sobre todo, en San Bernabé en el Muro del Revellín, pero de las murallas de Logroño todavía quedan nombres de calles; Muro del Carmen, Muro de la Mata… y ahí está también la calle Bretón de los Herreros (antiguos Muros de la Penitencia) la puerta de la muralla en la calle Gallarza, Muro de Cervantes…. y así, si cerramos el círculo, eso era Logroño, una ciudad amurallada hasta 1861, hasta hace prácticamente cuatro días, una ciudad que crecía en altura y no en anchura porque en extramuros, había muy poquitas cosas”.
Son estos detalles, esta otra forma de mirar la ciudad de Logroño las que el cronista popular de Logroño quiere seguir poniendo en valor. Y es lo que se ha hecho con la última visita, organizada por el Ayuntamiento de Logroño, al cementerio y que logró reunir a unas 150 personas. “Vamos a continuar haciendo este tipo de recorridos y promover este tipo de actividades lúdicas para ir enseñando Logroño de esta forma y de una manera cordial como decía Eduardo Gómez al que también le llamaban cronista”.
La historia de los cronistas en Logroño
El primer cronista fue Salvador Sáenz Cenzano, funcionario municipal, nombrado el 8 de enero de 1944 y cesando en 1954 tras su jubilación. El 6 de septiembre de 1954 fue relevado por José María Lope Toledo Uruñuela, doctor en Filosofía y Letras y periodista (director del periódico Nueva Rioja), archivero- bibliotecario de la Diputación y cronista oficial de la provincia.
Tras su fallecimiento el 12 de agosto de 1973, el Ayuntamiento designó como cronista el 31 de octubre al profesor Jerónimo Jiménez Martínez hasta su fallecimiento en 2003. Jiménez fue, además, un destacado miembro e impulsor de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales y autor de múltiples publicaciones, entre las que destaca ‘Las calles de Logroño y su historia’.