POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Los pueblos de Ulea y Villanueva d Murcia han rivalizado, como pueblos vecinos, en muchas facetas, pero han compartido curato y administrativos del Ayuntamiento, aunque, a veces, no eran vistos con agrado, por los ciudadanos de ambos municipios.
Tal es así que el “Diario de Murcia” del día 8 de marzo de 1903, dice lo siguiente:
El padre Fray Juan de la Cruz Estévanez, escritor castizo, con pluma ágil, tomó parte importante en la comunión Sagrada de la Patria, por la irrupción francesa y su bárbara dominación, defendiendo y exaltando la monarquía, exaltando al llanto y a la venganza nacional; por su triste esclavitud, siendo uno de los escritores, y predicadores, que más se esmeraron en cantar el heroísmo de Zaragoza, para inmortalizar a sus defensores; y un periodista que contribuyó, eficazmente, desde los principios de aquella” guerra púnica”, a mantener encendido el fuego sagrado del “amor a la Patria Española”; para sostener su trono, su religión y su independencia.
Vino a Murcia desterrado y, el año 1812, fue destinado como “cura ecónomo de Ulea”, con desdichada fortuna, ya que, por una cláusula del “Título de Colación”, que equivocadamente le nombraba cura Ecónomo de Villanueva y Ulea; su anejo, debiendo decirlo al contrario.
A pesar de haberse consignado la protesta, en el Ayuntamiento, en el acto de la toma de posesión, el escribano, Mariano Moreno, salió por las calles del pueblo, a voz en grito, diciendo:” Nadie reconozca a Fray Juan de la Cruz por Cura Ecónomo y, por consiguiente, nadie reciba los Sacramentos, de dicho Fraile que, falsamente, se nombra Cura Ecónomo”.
Después de este escándalo, siguieron los desprecios y ultrajes, las amenazas y, hasta un procesamiento, por parte del Ayuntamiento y el Escribano; contra el” Ilustrado Fraile”, que no pudiendo sufrir, tan infame e injusta persecución, el día 16 de agosto de 1812, el panegírico de San Roque salió huyendo, a pie, sin dineros para proporcionarse un mísero jumento y, solo lo preciso para comer un bocado de pan, bañado en lágrimas, con sus manteos al hombro, tostado del sol y cubierto, y ahogado, de polvo.
Llegó a Murcia, después de indecibles fatigas, para hacer renuncia al curato;” sin haber cobrado una blanca”, de las mesadas que le correspondían.¿ Se trata de un linchamiento?, o¿ de una impostura? El artículo lo firma El Barón del Pujol de Planés.