POR JESÚS GARCÍA JIMÉNEZ, CRONISTA OFICIAL FUENTELCÉSPED
Este lugar ya despareció hace 45 años. Este Café estaba en la Puerta del Sol número 5 y abrió sus puertas en el último tercio del siglo XIX; pocos años después de que se completara el ensanche y la reforma de la que ya hemos hablado en otras fotos. Su plato estrella era la ración de riñones y el bistec de la casa…también servían «medias raciones» muy al estilo de los «medios menus» de crisis de hoy en día.
Era un café tranquilo, cómodo, higiénico y de tertulias, donde todos los parroquianos se conocían entre sí. Una noticia en octubre del año 1899 indica que un caballero había olvidado una cartera con billetes de banco sobre una de las mesas del café de Levante de la Puerta del Sol. Cinco horas después volvió a preguntar por ella y tuvo la satisfacción de recuperarla (sic) «merced a la hombría del camarero Juan López, que la devolvió enseguida, negándose a tomar ninguna gratificación por su honrado proceder».
El local tendría un salón especial para Señoras, con entrada por el portal nº 5 del edificio y también modificaría sus billares de la planta superior.
Los más de cien años de vida del Antiguo café de Levante dieron para multitud de tertulias. Toreros, actores y actrices de las varietés, periodistas y literatos principiantes o de reconocida fama, asistieron o formaron parte de las numerosas peñas de este café, mientras “el echador” -mozo de café encargado de llevar las cafeteras y echar el café y la leche en las tazas o vasos servidos por el camarero al consumidor- se paseaba entre las mesas: Jacinto Benavente Martínez, Sinesio Delgado García, Carlos Arniches Barreda, Rubén Darío, José Martí, Mariano de Cavia Lac, José Francos Rodríguez, Marcial Lalanda y hasta Ramón Gómez de la Serna llegó a frecuentar este café durante el tiempo que le dejaba libre su Sagrada cripta del Pombo.
Durante la Guerra Civil Española el Antiguo café de Levante se mantuvo abierto, pero a su finalización el ambiente de las tertulias había cambiado de forma imperativa, como en todas partes. El ambiente fue decayendo y trasladándose a otras zonas de Madrid, principalmente la Gran Vía, lo que motivó que en 1966 despareciera.
Poco después ahí abrió sus puertas la Zapateria Los Guerrilleros (tanbien desaparecida) y actualmente es una tienda de material deportivo.