POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Te acerca a mí con la curiosidad de saber que escondo tras ese gran nombre, el de un santo, ayer hoy, mañana y siempre.
Has recorrido un largo trayecto hasta llegar al Camino Viejo y buscar el lugar donde se ubicará, un día, tal vez lejano, una placa conmemorativa.
Conoces la humildad de este sacerdote que entregó su vida a los necesitados y que dio su vida en la defensa de Cristo.
Veo en tu cara cierta decepción, esperabas una calle abierta a la vida, al recorrido frecuente de sus vecinos, a la charla en la puerta, el barrer y regar sus aceras y te encuentras con que no hay nada de esto.
Estás satisfecho que una calle lleve su nombre, pero has encontrado más un castigo que una recompensa. Te sugiero trasmitas a la Corporación que en el momento de conceder ese honor se procure que sean lugares, que en un futuro próximo finalicen las obras de los edificios que la van a llenar.
Cualquier lugar es digno, por supuesto, de un nombre de un santo, de una persona destacada, pero no se deben otorgar estos nombres cuando se puedan sentir “menospreciados”, especialmente los familiares de los homenajeados.
Sabes que en Linares , algunas calles tienen dos nombres, el antiguo y tradicional y el actual. Has llegado en esta mañana casi primaveral para conocer lo que soy como embrión de calle.
Hasta mí desembocan las calles, Las Flores, Zurbarán, El Greco, Patronato, y me doy la mano con mi vecina la calle Párroco Antonio Alonso. En realidad soy una travesía en pleno campo. En algunos de estos solares comprueba leña apilada para cuando vuelvan los días del frío invierno.
Tras mi meseta se inicia una amplia pendiente que lleva a unas lejanas edificaciones, que miran al Santuario y la Sierra al frente. Olivas y algunos almendros en flor dibujan un verde paisaje. En mis proximidades varios solares esperan pacientemente para construir o vender. Frente a mí seis casas unifamiliares se unen con la calle del Párroco Antonio Alonso.
Vuelves en la mañana de Jueves Santo de esta primavera de 2018, más de seis años después, de tu visita anterior, preguntas a algunos vecinos, que no conocen nada de la placa ni del nombre del Beato. Recorres el camino del proyecto de calle, algunos remolques de tractor, una caseta con transformador eléctrico, mientras unas nubes algodonadas dan sombra a la inmensa pradera verde. Ni una casa, ni proyecto de ellas.
Ahora como una guía aventajada te voy a contar algunos datos del personaje que me dará nombre, que es un modelo para ti, por su entrega a los vecinos de Beas de Segura, Orcera y Villanueva. Muy cerca de aquí en el Santuario de la Fuensanta se celebraba una misa cada 28 de agosto en recuerdo de Don Francisco, y cada año es mayor el número de desplazados desde cualquiera de estos lugares.
Después de la misa se realizaba una ofrenda de flores en el cementerio y en el lugar donde fue asesinado. En la actualidad la Eucaristía se celebra en el lugar donde lo asesinaron. Sus restos fueron exhumados y en la parroquia de San Andrés, se conservan sus restos en una urna que realizó Felipe Herreros.
Ya se publicó un libro sobre este singular personaje, con el título de “El hombre que abrazó a Dios” obra de Fray Pedro Aliaga Asensio. Puedes leer: ‘D. Francisco de Paula López y Navarrete nació en Villanueva del Arzobispo, el día dos de marzo de 1892. Fue bautizado en la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol. En su niñez dio muestras de una profunda vocación artística que desarrolló con gran éxito durante toda su vida.
En 1905 ingresa en el seminario Conciliar de Baeza. El 1 de enero de 1917 canta su Primera Misa en la iglesia parroquial de San Andrés en su ciudad natal.
Fue destinado a Beas de Segura, nombrado párroco de Cañada Catena, capellán del Colegio de la Divina Pastora y confesor de la Comunidad de Madres Carmelitas.
Después obtuvo por oposición la coadjutoría de Beas de Segura. Hizo una gran labor social a favor de los pobres y los habitantes de esos pueblos comenzaron a llamarlo “santo”. Adquirió el compromiso de ayudar especialmente a los pobres, ignorantes, enfermos, niños…entregándoles artículos de primera necesidad como ropa, comida y medicinas.
En 1927 volvió a Villanueva continuando aquí, durante cinco años su caridad con los pobres. Fue nombrado capellán del colegio de Cristo Rey. Visitaba con frecuencia el Santuario de la Virgen de la Fuensanta y éste fue el periodo de mayor creación artística pintando varios cuadros y tallando algunas imágenes. Impartió clases nocturnas para niños y jóvenes del pueblo.
En 1932 fue nombrado párroco de Orcera y el Obispo Don Manuel Basulto Jiménez le otorgó el cargo de Arcipreste. Supo ganarse el corazón de las gentes de la localidad y de toda la Sierra de Segura, donde se le sigue recordando como “el cura santo”
Enfermo, nuevamente regresó a Villanueva en julio de 1936, y allí cerca de Gútar murió asesinado el 28 de agosto de 1936.
En octubre de 2013 fue beatificado en Tarragona por el Santo Padre asistiendo a ese acto unas cien personas de nuestra localidad. Beas y Orcera. El párroco Bartolomé López, y el Superior del Santuario, Saturnino Gómez, el alcalde Gabriel Fajardo, distintos miembros de la comisión y F. Pedro Aliaga se unió a la comitiva.
Interesante los datos de D. Francisco, lo que no sé es si en este terremo en algún día se podrá urbanizar como calle, para colocar la correspondiente placa.