POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Que diferencia de la primavera al otoño, hoy que es el día más largo del año, vamos a vivir una hora más que en octubre…
¡Cuando éramos jóvenes, teníamos una hora más para estar en Umuca, para hacer más larga la fiesta, para divertirnos, trasnochar, ser felices de una sencilla y humilde manera, con mil pesetas fuimos millonarios, bebíamos Magno con Coca-Cola, aquel verdoso licor de Kiwi, Fantas de naranja con whisky; la noche nos regalaba una hora de calle, de disco, de fiesta…
Hoy en la era del progreso, de la modernidad, de lo virtual… donde con apretar una tecla el mundo entra en tu casa, hoy tenemos un toque de queda de las 00,00 hasta las 06,00 y apenas notas nada; hoy ante un decreto del estado de alarma, permanecemos en silencio.
Hoy ante un riesgo de contagio masivo, callamos… vivimos largos días, despidiendo el otoño, y recordando una primavera que no pudimos vivir. Los almendros florecían cuando íbamos camino del Carnaval del Villar, la hoya cayó, la almendra se recogió y el otoño nos sorprende con temor, duda y resignación.
Serán unos días, unos meses, unos años… solo la ciencia podrá dar una explicación para curar nuestras heridas, solo la investigación podrá hacer que pasemos página, seguramente el remedio consistirá en obedecer, solo eso será suficiente.
Mientras tanto de la primavera a otoño, vivimos el abrazo de la vida, del calor, de los largos días, ahora sentimos la caricia del frio, del sol que declina, de las noches largas y los días cortos, y por encima de todo la ausencia de los que se fueron, el riesgo de los que estamos, la duda de lo que no sabemos y la esperanza de que salga un nuevo sol.
Ya es medio día, mañana a estas horas, será otra hora diferente de las que marcan las hojas del calendario, aunque todo seguirá igual, la ternura de una madre, el abrazo contenido a un familiar, la sonrisa que se esconde tras una mascarilla, la carcajada que no puedes soltar, la tos que tienes que ocultar, o el guiño de ojo a aquello que pretendes descubrir.
¡Que el día más largo de octubre, sea la puerta que nos abra el camino a una pronta recuperación, y a ver si tenemos suerte y cuando en marzo vivamos el día más corto, la luz ilumine las tinieblas y podamos correr velozmente en busca de la nueva luz.