POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Azul celeste de cielo, no el de primavera que nos ciega con su luz, sino este otro, atemperado por las brumas y nieblas de este tiempo que trae el invierno. Imbuidos en la liturgia de Adviento, con la que el allegro de la partitura canta gozosamente la espera del hijo que ya viene. Proclamamos sin dudas ni titubeos ¡Dios te salve, llena de gracia, bendito sea el fruto que nos trae tantas esperanzas! Porque es la medida exacta de una muchacha hecha por Dios que sabe por sus entrañas que es Virgen Inmaculada. Ella se hace en estos días altar azul para que el aroma de su devoción nos inunde a todos.
Ya que por más que se quiera nombrar, Encarnación, Caridad, Salud, Gracia, Asunción, Barbaño, Perales, Soledad, Dolores, Patrocinio, Consolación, Gloria, Aurora, Esperanza, Guadalupe, Remedios, Fátima, Piedad, Candelaria, Rosario, Auxiliadora… todos se encierran en uno ¡PURÍSIMA!