POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Con la perspectiva de haber pasado cerca más de setenta años del final de la Guerra Civil, es tiempo de escribir sobre algunos de nuestros hechos cercanos, deslizándonos por la superficie de nuestra reciente historia. Desde la cotidiana represión, los centros de Auxilio Social; desde el miedo y la soledad hasta el exilio. Ya es hora que, desde la mira puesta en la ciudad de Torrevieja, sirvan estas pinceladas de nuestra historia recoger parte de cómo fue la vida de toda una generación.
La de los hermanos que compartían el hambre y el frío, los zapatos rotos y la ropa casi harapienta, el miedo y el silencio de sus mayores, episodios que se vivieron en los tristes años cuarenta y cincuenta y que son conocidos y familiares para muchos de nosotros
¿Por qué aquella guerra que arruinó tantos hogares, si nuestros padres y abuelos tan sólo combatían para humanizar el trabajo y dignificar la vida? La dictadura franquista conjugó, como ninguna, el terror y el negocio; después del choque bélico, nuestra guerra, que removió el mapa, tanto geográfico, social y económico, salió a flote los turbios posos de una realidad general.
Introducción
Con una actividad centrada en las salinas y en la pesca, Torrevieja contaba con una amplia tradición obrerista que se remontaba a la última década del ochocientos. El desarrollo de la UGT en la primera década del siglo y del PSOE en la segunda, marcó carácter a la ciudad. El primer conflicto importante fue la huelga de 1919, contra la Compañía Arrendataria de las Salinas. La presencia de la CNT se confirma también en esa época. Con altibajos, la organización se mantuvo a lo largo de la dictadura de Primo de Rivera y, ya en la II República, los socialistas consiguieron diez concejales, siendo uno de ellos, Juan Samper, elegido alcalde. La hegemonía socialista quedó contrastada de nuevo en las lecciones de 1933 en las que el PSOE obtuvo 2.577 votos, es decir, en torno a un 74%. Por el contrario, la presencia de la CNT no fue tan continuada, pero en 1936 un sindicato de oficios varios agrupaba a setenta trabajadores. Por lo que a la presencia comunista se refiere tan sólo la hemos comprobado en el Consejo Municipal de Torrevieja, ya en plena guerra civil.
Sin desafectos, la represión de la guerra en Torrevieja tuvo seis víctimas. Las dos primeras víctimas fueron dos guardias civiles, asesinados por un grupo de milicianos tras darles “el paseo” en el Moncayo (Guardamar del Segura), al día siguiente de ser asaltado el cuartel de la Guardia Civil de Torrevieja, el 12 de agosto de 1936. La tercera fue Clemente Gonsálvez Valls, un médico, de 60 años de edad, que fue alcalde en 1934, “paseado” el 28 de agosto de 1936 y con una lista de dieciseis sospechosos. Dos víctimas más lo fueron en virtud de sentencia del Tribunal Popular de Alicante, en un juicio en el que fueron procesados 14 vecinos de Torrevieja, Ramón Gallud Torregrosa, estudiante de medicina, y Gabriel Aracil Pérez, albañil, fusilados el 15 de diciembre de 1936 en Alicante. La última víctima fue un jornalero, Antonio Aniorte Mateo, según la “Causa General”, “izquierdista”, asesinado en octubre de 1936. Se da la circunstancia que esta misma persona aparece citada como uno de los ejecutores el médico, por lo que cabe penar en un ajuste de cuentas o en una pelea entre los propios ejecutores.
Una de las primeras iglesias asaltadas en la provincia de Alicante fueron la parroquial de la Inmaculada Concepción y la ermita del Sagrado Corazón, el 3 de marzo de 1936. El mismo día fueron incendiados los archivos del Juzgado Municipal. También hubo incidentes por los disparos de efectuados desde el ‘Hotel Gómez’, por lo que fueron detenidas cinco personas, entre ellas el párroco de la Inmaculada, Benito López. Además, dos domicilios particulares serían asaltados.
No volvería a producirse otro incidente de importancia hasta una vez comenzada la guerra: el 12 de agosto fue asaltado y saqueado el cuartel de la Guardia Civil –un echo único en la provincia que terminaría, como hemos visto, con la muerte, al día siguiente, de dos guardias civiles del puesto, Manuel Bielsa Bermúdez y Juan Monge Redondo.
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 1 de octubre de 2016