EL GRAN BARÍTONO MARCOS REDONDO, FUE «SEISE» DE LA CATEDRAL DE CIUDAD REAL Y FERVIENTE DEVOTO DE NTRA. SRA. DEL PRADO
Ago 29 2013

POR JOSÉ GOLDEROS VICARIO, CRONISTA OFICIAL DE GRIÑÓN (MADRID)

El barítono Marcos Redondo en el esplendor de su carrera.
El barítono Marcos Redondo en el esplendor de su carrera.

Se cumple este año el 120 aniversario del nacimiento del famoso barítono Marcos Redondo Valencia (1893-1976), artista que siempre se consideró vinculado a Ciudad Real, por la que sentía auténtico cariño y de manera particular por su excelsa patrona la Santísima Virgen del Pardo, que en más de una ocasión cantó ante Ella.

Comenzó de ´seise´ en nuestra catedral, ya que aquí dio sus primeros pasos como niño cantor. Los infantes o mozos de coro de Toledo y Sevilla, eran nombrados también ´seises´. Algunos autores suponen que los niños cantores o niños ´cantorcicos´, como se les llamaba durante toda la Edad Media, danzaban y cantaban vestidos de ángeles coronados de rosas en las fiestas eucarísticas.

En las dos ciudades citadas antes, el nombre de ´seises´ se debía a ser seis los niños que intervenían en las funciones.

En Ciudad Real fueron llamados de este modo, nos dice Juan Moraleda y Esteban (Toledo 1911). Y añade: la institución de los ´seises´ fue obra del rey Fernando III, una vez efectuada la conquista de la ciudad de Sevilla. También el autor de ´Los seises de la Catedral de Sevilla, Simón de la Rosa (1904), reconoce en su obra, que San Fernando llevó a la ciudad los ´mozos cantores´ de los que derivaron en 1439 el sobrenombre de ´seises´.

En el año 1244 o 1245, la reina Doña Berenguela celebraba la famosa ´vistas´ o encuentro con su hijo Fernando III en Pozuelo de Don Gil (Ciudad Real), hecho que algunos historiadores otorgan una duración de 45 días, lo cual nos parece exagerado.

El rey ´Santo´ recibió aquí el traspaso de los poderes de su madre. Según algunos autores,
durante su estancia en esta aldea parece que dichas reales personas gozaban asistiendo a la ermita de Santa María del Prado (hoy nuestra catedral), en compañía también de la reina Doña Juana.

¿Hicieron entonces acto de presencia los llamados ´niños cantores´, probablemente traídos desde Sevilla por el rey santo? Nada podemos asegurar al respecto, pues no existe documento que lo confirme.

Pero siglos después, mediado el XIX, los ´seises´ de nuestra capital ya eran toda una institución en la ciudarrealeña parroquia de Santa Maria.

Efectivamente, según una reseña recogida del periódico de nuestra ciudad ´Heraldo de la Mancha´ de 10 de abril de 1909, se da noticia de una función religiosa de Semana Santa, a cargo de los ´seises´.

En unas declaraciones efectuadas sobre su vida, el barítono Marcos Redondo decía: ´apenas cumplidos los siete años, me acercaba muy a menudo a la catedral a pedir a la Santísima Virgen del Prado, nos auxiliara en nuestra situación económica familiar.

En sus visitas a la catedral oía cantar a los seises ´… y me entraron—añadía— unos grandes deseos de serlo yo también´…

Recordamos que Marcos Redondo, si bien era nacido en Pozoblanco (Córdoba), había permanecido en Ciudad Real algunos años de su niñez.

En efecto, Marcos con tan sólo dos años llegó para vivir en Ciudad Real con su madre y su abuelo, teniente de la Guardia Civil. Con ocho años de edad, Marcos cobraba más que los otros ´seises´ por su bien timbrada voz.

Recordaba también el barítono, una ceremonia del nuevo obispo de la diócesis el Doctor Remigio Gandasegui y Garrochátegui (1906), en el desaparecido Seminario de la calle de Alarcos, ´yo empecé a cantar, y al terminar pidió le presentaran al ´seise´ que había cantado tan bien para felicitarle´ (sic).

No obstante, en los archivos eclesiásticos de Ciudad Real, donde debiera existir documentación al respecto, parece no recoger en sus fondos nada concerniente a estos seises (al menos así fui informado).

Sin embargo, Marcos Redondo aportaba datos suficientes, afirmando que estos niños cantores existieron, pues él mismo fue integrante de ellos. El traje para ´seise´ de nuestra catedral no es descrito en documento alguno, pero se aproximaría al traje de damasco con galón de oro de Sevilla, que se ajustaba al cuerpo por una banda de seda blanca; calzón corto blanco y media y zapato blanco también.

El sombrero, qué conservaban puesto durante el baile, era redondo con el ala ligeramente levantada por delante y adornado con plumas. En las manos portaban pequeños crótalos que hacían sonar al compás de la danza. Era, en conjunto, una ceremonia de extraordinaria brillantez y belleza.

No obstante, desconocemos si los niños cantores o seises usaron el característico traje en las danzas y cantos ante la Virgen del Prado y otras ceremonias.

En febrero 1929 —y para corroborar lo dicho anteriormente—, el diario La Región, de Oviedo, publicaba una entrevista con el barítono Marcos Redondo, que actuaba en el teatro Campoamor. El periodista señalaba que Marcos ´tomaba en sus manos una imagen de la Virgen del Prado, antes de salir a actuar, y la besaba con devoción después de haberse santiguado con ella´ El barítono agregaba luego; ´Llevo siempre conmigo una imagen de la Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real, y jamás emprendo nada sin ponerme bajo su amparo y protección. Yo ingresé —dijo— en la catedral de Ciudad Real como seise a los siete años, y allí estudié solfeo, violín y piano, y luego armonía y composición en el seminario de la capital manchega´.

Es evidente, que, amparándonos en estas notas, Marcos Redondo fue seise de nuestro templo catedralicio y además el más sobresaliente de ellos, llegando más tarde a la cumbre del mundo del bell canto como barítono excepcional y devoto entusiasta de nuestra patrona del Prado, a la que adoraba desde niño.

Fuente: Diario LANZA. Ciudad Real, 14 de agosto de 2013

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