POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Unas horas antes de la inauguración del Pórtico Musical, ese programa que constituye una hermosa lección de hasta dónde se puede llegar cuando hay quien dirige bien la nave, recibí la revista de la Cofradía del Silencio, con un verdadero alarde temático de letra y figura, una de esas revistas que te gusta conservar y más de una vez enviarlas fuera como testimonio y guía.
Está claro que estamos ya en Semana Santa y que este acontecimiento supone para todos los zamoranos un reto de gran calado. Por un lado está la tradición que ofrece varias singularidades durante la semana de Pasión, muy bien acogidas dentro de esa tolerancia zamorana que es un auténtico ejemplo y hace posible esa convivencia digna de destacar. Pero no puedo menos y una vez más tengo que lanzar esa llamada firme y decidida, una vez que declarada Bien de Interés Cultural, la categoría máxima por unos valores y conceptos reconocidos, quienes luchan por conseguir que la Semana Santa de Zamora sea la más reconocida de España deben luchar también por conseguir un museo, una sede acorde con esta importancia.
Es necesario responder con la misma categoría a la obra alcanzada al cabo de muchas décadas y de mucho espíritu empeñado a lo largo de generaciones hasta situar a la Pasión en lugar destacado.
Esto no puede abandonarse, es un reto que cada año adquiere dimensiones mayores y ante esa nube generosa de miles de zamoranas y zamoranos que seguimos en nómina de varias hermandades no se puede abandonar esa meta y si hay que hacer un extra y trabajar algunas horas fuera de jornada se hará antes de que el desorden, la incertidumbre y la desilusión termine imponiéndose y tengamos que seguir soñando con ese museo que responda a las proporciones, la categoría y la responsabilidad que sobre ella y todos los hermanos pesa.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/