POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
Sí, es el título de una deliciosa película de Alfred Hitchock, con James Stewart y Doris Day, como principales protagonistas. Yo la acabo de ver en mi televisión, una vez más, aprovechando los días de encierro esta deliciosa película estrenada en 1956 y me agradó mucho volver a verla en el canal TCM, que la reponen hasta el 9 de abril, para las personas que esté en Movistar.
Pues bien, guardo un gratísimo recuerdo de mi estancia en Marrakech, cuando fui desde Mallorca hasta allí, con directivos de la compañía aérea Hispania, de la que por entonces un servidor era su jefe de prensa, en un avión Caravelle para invitar desde Canarias a los miembros de la junta directiva de la Federación de las Asociaciones de la Prensa de España, entre los cuales estaba un antiguo profesor mío allá por los años 70, don Enrique de Aguinaga, natural del cacereño pueblo de Valverde del Fresno, en la Sierra de Gata, justo ya en la Raya con Portugal y que hoy a sus 97 años, sigue siendo cronista oficial de la Villa de Madrid.
Pues bien, de este viaje recuerdo nuestro paseo por la Plaza de Jemaa el Fna, plaza declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y en la que tengo una anécdota personal. Un día voy a Marrakech para pasarme en ella unas dos semanas, con el fin de escribir una guía turís0tica que está publicada en el año 2000 por la editorial Jaguar. Fueron 15 maravillosas jornadas en las que recorrí sólo la ciudad, aunque el primer día acompañado de un guía turístico.
En otra ocasión pasé una noche en el famoso hotel Mamounia, uno de los más celebres del mundo en el que su director, un francés bajo y regordete, mandó que me mostraran la suite de Winston Churchill, y donde se dedicó a pintar, a finales de los años 50. Por la noche paseé por sus enormes y preciosos jardines, a la luz de la luna. Otro día tuve una cena de gala con el príncipe Moulay Rachid, el hermano del actual rey Mohamed VI, aunque al padre de los dos, Hassan II, tuve la oportunidad de saludarle en mis tiempos de Mallorca, cuando hizo una visita al rey Juan Carlos.
Para no perdernos, copio aquí lo que escribí en mi guía sobre el restaurante Palacio Gharnata: “Es un restaurante con historia. Fue aquí donde se rodó parte de la película de Alfred Hitchcok “El hombre que sabía demasiado”, situado en un viejo palacio decorado con un elegante estilo granadino. En su salón, con pufs alrededor de mesas bajas se sirven las comidas, mientras que cuando hay grupos organizados, una bailarina baila la danza del vientre. Un lugar muy atractivo para el turista que acude a Marrakech. Lo dirige una mujer, Madame Lamarani”.
Y la anécdota que me ocurrió en la Plaza de Jemaa el Fna es singular. Fui a comer a un restaurante con terraza y estas cosas que ocurren entre españoles y marroquíes, que hay empatía y buen entendimiento: El maitre me invita a un té a las seis de la tarde en su casa. Así, el primer día de mi estancia prolongada para escribir el libro me encuentro en una casa particular de la medina marrakechí… Y hubo muchas más anécdotas, pero un artículo no da para tanto.
Fuente: https://pacorivero.blogspot.com/