POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El huevo es, desde tiempos muy antiguos, símbolo de reencarnación, de nueva vida, de unuevo soln renacer de espíritu y de cuerpo.
Esta es la interpretación que se da habitualmente para justificar el porqué de los «huevos de Pascua», en la celebración de la Resurrección de Jesús.
Huevos que se decoran con sumo gusto («huevos pintos») para celebrar fiesta en juvenil «folixa» como es el caso de «Los Huevos Pintos» en la localidad asturiana de Siero.
El solsticio de verano cierra definitivamente las puertas del invierno y de la primavera para abrir, en explosión de luz y calor, las del verano.
Es un nuevo sol para dar vida nueva a las plantas y a sus frutos, al arbolado, a los nuevos pajarillos y aves que cobran vida propia en sus nidos-cuna aún al abrigo de sus «padres».
El huevo, una vez más, será estandarte de este cambio en la naturaleza. El atesora el secreto de un renacer a una nueva etapa de vida.
Y en ese «germen secreto» se encierra -así piensan algunos- el mensaje de nuestro futuro.
El espíritu de San Juan Bautista será el que nos desvele la clave del porvenir que nos aguarda, manifestado en el lenguaje oculto de una clara de huevo bañado en agua.
Para ello necesitamos agua natural (lo ideal sería de fuente manantial) y un huevo fresco de gallina criada en libertad y en compañía de gallo joven y «altanero».
A las 12 de la noche del 23 de junio se llena con agua un vaso grande de vidrio y en él se dispone un huevo (clara y yema).
Se coloca el vaso al lado de una ventana abierta o entreabierta para que el espíritu del Santo, manifestado en suave brisa, bendiga agua y huevo.
Si en la amanecida del día 24 la clara tiende a flotar en el agua imitando el velamen de un barco es presagio de un año venturoso; si queda como aplastada cubriendo la yema, es aviso de mala suerte.
¡Oiga! ¿Esto es verdad?
Miren ustedes. El viejo catecismo del P. Astete decía que «Peca contra el primer mandamiento el que cree en agüeros o usa de hechicerías y cosas supersticiosas…».
Yo no digo nada al respecto, pero, por si acaso, sigo con la tradición de «poner el huevo en agua».
Y, por desgracia, hace varios años que no me sale el velero…