POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)
Madrid ha acogido el viernes y el sábado pasados el I Congreso Internacional de Jóvenes Genealogistas. Esta magnífica idea, nacida de una propuesta realizada en la Junta Directiva de la Real Asociación de Hidalgos de España por parte de la prestigiosa investigadora María Inés Olarán Múgica, ha dado lugar a dos jornadas extraordinarias en las que más de cien inscritos hemos podido compartir conocimientos sobre genealogía, heráldica, nobiliaria y otras ciencias auxiliares de la Historia relacionadas íntimamente con la emblemática a través de las veintitrés ponencias que se han presentado, que han sido seguidas por Internet desde varios países del mundo y que terminaron con una divertida fiesta de clausura y carnaval celebrada en el Club Leclab de Madrid. Junto a la Real Asociación de Hidalgos, han colaborado en esta empresa la Confederación Internacional de Genealogía y Heráldica, la Academia Internacional de Genealogía, el Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica y el Instituto Internacional de Genealogía y de Historia de las Familias.
El Comité Organizador, compuesto por la ya mencionada Inés Olarán, por María Loredana Pinotti, Miguel Ángel Hermida Jiménez y David Huidobro Sanz, ha sabido configurar una iniciativa novedosa, interesante y científicamente completa, en la que han quedado claras la importancia de fomentar la creación de una nueva ‘cantera’ de jóvenes investigadores y la preparación intelectual creciente de estas nuevas generaciones del mundo de la investigación. Toledo estuvo representada por varios miembros de la Sociedad Toledana de Estudios Heráldicos y Genealógicos, participando como ponentes: Eugenio Serrano Rodríguez, que habló sobre nuevas herramientas de investigación genealógica digital; Juan José Llena da Barreira, que trató sobre el estado de hidalgos de Puente del Arzobispo en el siglo XVIII; Jorge Cólogan y González-Massieu, que estudió el interesante uniforme ‘Windsor’; y yo mismo, que traté sobre la legislación que afecta a los mozárabes toledanos.
Considero que este Congreso debe dar lugar a la defensa de dos importantes reivindicaciones. La primera de ellas es la del fomento de la investigación en las ciencias auxiliares de la Historia, que, como expuso brillantemente durante su ponencia David Huidobro, deberían considerarse más bien ‘ciencias interconectadas’ a la Historia. Lejos de la imagen de que la genealogía, la heráldica o la nobiliaria son ciencias pasadas de moda, lo cierto es que, gracias a ellas, se conoce con mayor profundidad una parte del pasado que no suele aparecer como debería en los libros y que, si se utilizase desde un punto de vista pedagógico, probablemente podría ayudar a una mejor compresión de la historia en esferas y niveles de difusión más divulgativos. Las aplicaciones prácticas de la genealogía, como expuso Huidobro, son muchas y muy sugerentes: desde el turismo hasta la legislación, desde la genética hasta la enseñanza, desde la informática hasta el entretenimiento. Ese fue, precisamente, uno de los aspectos más novedosos del encuentro. Y la segunda reivindicación tiene que ver con la juventud investigadora. Debemos contar con los jóvenes investigadores, incentivar sus trabajos y coadyuvar a su desarrollo como investigadores y como estudiosos. A pesar de los intentos de algunos sectores de denostar y menospreciar el mundo de la cultura y del conocimiento en el concreto ámbito de las Letras como actividad profesional, lo cierto es que debemos poner en valor su importancia no solo como fuente de conocimiento, sino también como capital activo y pujante dentro del esquema económico, social y político de nuestro país. Porque las Letras también son un camino profesional solvente. Y también son necesarias para la completa formación de cualquier ciudadano. De lo contrario, seguiremos por el camino de formar personas sin raíces.
Enhorabuena, de todo corazón, a las personas y entidades organizadoras del Congreso. Se ha sentado un precedente extraordinario cuyos frutos, ya copiosos, serán cada vez más abundantes conforme pase el tiempo y se amplíen sus horizontes.