POR JOSÉ DIONISIO COLINAS, CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA (LEÓN).
Pasadas estas fechas navideñas, donde los cuerpos rebosan saturados de glucosa, motivados por los exquisitos y sabrosos dulces que a lo largo de estos días festivos hemos tomado: turrón duro, blando, escarchado, de yema, etc, y acompañados en decoradas bandejas por aquellas figuritas de jugoso mazapán, anguilas y cocodrilos emborrachados, de llamativos y tostados lomos, plagados de coloridas frutas escarchadas, nos llevan a que, dentro de la vida bañezana, nuestra Ciudad, siempre ha contado con excelentes obradores donde la confitería y la repostería ha sobresalido por sus elaboración de dulces.
Dentro de estas confituras, hemos de exponer hoy, nuestro exquisito dulce regio, “El Imperial”. Sería hacia el año 1882, cuando en el obrador y fábrica de chocolates, don Emilio Alonso Ferrero, experimente y se lance a crear un dulce especial, cuya materia primaria fuese a base de harina de almendra, huevos, azúcar y ese secreto que celosamente siempre ha guardado la familia, lo que dio lugar a esa mezcla densa que, depositada en unos diminutos recipientes de papel, puestos luego dentro de un horno a una temperatura, hace subir y cocer la masa de tan exquisito manjar resultante.
Todas las felicitaciones de aquellos paladares que los degustaron, hicieron que, don Emilio Alonso, se fuese a París y presentara el dulce delicioso dentro de la Exposición Universal que en aquel año de 1900 se celebraba en la capital francesa.
Su sorpresa llegó, cuando aquel jurado parisino formado por los más expertos “Patissiers”, le concedieran la “Medalla de Oro”.
Será en su querida Bañeza (León), donde el joven pastelero y su esposa Aurora González, empiecen a elaborarlo con más ilusión y a difundir tan sabroso bizcocho junto con sus chocolates y cacao.
Será en este obrador, lugar y negocio de la “Dulce Alianza”, por el que en aquellos años, correteen unos niños que viven un ambiente acaramelado, poético y musical, Odón, Antonio y Angélica Alonso González.
Criaturas que en su madurez, darán lugar a la creación de magníficas obras, de las que debemos destacar nuestro Himno a La Bañeza, o su letra y los versos que en un papel sedoso de envolver, hace que, el dulce imaginativo, fomentará las nevadas estepas bolcheviques y zares del Imperio Ruso.
En los años de 1903 en Palencia, 1908 en Valladolid, 1909 en Santiago y 1910 en Valencia será cuando de nuevo don Emilio Alonso obtenga más premios y galardones por su inventado “Imperial”.
Visto el éxito de su delicioso dulce y, amparándose en la Ley del 16 de mayo de 1902, solicita de la Dirección General del Ministerio de Fomento, le aprueben la patente de su invención; cuya autorización es otorgada por su presidente, el Excelentímo Señor Don Tesifonte Gallego y García en Madrid, el día 16 de agosto de 1910. La razón quedaría tomada en los libros de la secretaría del Ministerio de Fomento con la anotación 79, folio 452 y número de registro 48351.
La muerte joven de don Emilio Alonso, la lucha de su esposa Aurora y el apoyo de sus hijos, especialmente Angélica, hicieron que el negocio no feneciera, sino que el fino bizcocho almendrado, siguiese extendiéndose y adquiriendo fama por todo el mundo.
Será esa tercera generación, sus nietos, Antonio y Carlos Alonso Ruiz, en especial Carlos, ya que la trágica muerte de Antonio (1969), hace que Carlos tome plenamente las riendas del negocio y que el Imperial siga en el mercado con más demanda y fama.
Y es ahora, cuando la cuarta y actual generación, regida por Ordoño Alonso Sacristán, siga llevando las riendas de aquel obrador y confitería que un día fundara su bisabuelo Emilio Alonso Ferrero y cuyos frutos, que él obtuvo, salen hoy de nuevo a la luz con estos galardones y premios recién obtenidos. Premio al mejor producto perecedero, Diputación de León 15 de octubre de 2017. Catas de maridaje “Beer Camp” en Kadaba, tienda gourmet “Azafrán” de León. “La Posada”, jornadas del “Mundo”, en Castilla y León 1 de octubre de 2017. Todos ellos, siguen haciendo que este producto tan Bañezano, sea una marca, una referencia, una tradición en la confitería mundial.