EL INCREÍBLE PERO CIERTO PLEBISCITO DE LA VERJA DE MURCIA
Jul 30 2018

EL ALCALDE SEGÚN EL CRONISTA OFICIAL Y PERIODISTA MURCIANO ANTONIO BOTÍAS, PROPUSO EN 1957 QUE SE ELIMINABA EL VALLADO DEL JARDÍN DE FLORIDABLANCA, CAUSANDO UNA GRAN POLÉMICA

Recorte de la prensa de esa época con la polémica de la eliminación o no de la verja (murcia)

No fue la de Gibraltar. Pero casi. Eso sí, contaron que era la primera vez en la historia que un alcalde sometía a votación popular una propuesta del Consistorio a su cargo. Y es posible que así fuera. Pero sin duda que se convirtió en la vez primera que los murcianos coparon los medios de comunicación para dar, con mayor o menor vehemencia, sus opiniones. No fue en vano. Gracias a ellos podemos admirar el histórico jardín de Floridablanca con su legendaria verja.

Todo comenzó en la sesión municipal del 11 de septiembre de 1957, tras la cual se conoció la idea del alcalde de impulsar diferentes obras en la ciudad, entre ellas la ampliación del barrio de Vistabella y la pavimentación de algunas calles como la avenida de Floridablanca.

Acompañado por algún concejal y por el gobernador civil, el alcalde Ángel Fernández Picón visitó esa mañana los trabajos que se estaban realizando. Y allí, a pie de obra, explicó la idea de eliminar la verja del jardín para ampliar así la avenida. «Existe el propósito de que el jardín de Floridablanca, libre de la vieja verja que lo circunda, pase a formar parte de la nueva avenida», publicó al día siguiente ‘Línea’. La polémica estaba servida.

En la edición del 16 de septiembre, el periódico arremetía contra el anuncio en un duro artículo cuyo título no arrojaba dudas sobre el particular: «La verja de Floridablanca no debe desaparecer». Aunque ya el día anterior se habían publicado en los diarios locales algunas cartas de protesta por parte de ciudadanos de a pie.

Los argumentos variaban desde quien advertía de que reducir el jardín no mejoraba en nada las obras a quienes señalaban, como el diario ‘Línea’, que era «un lugar abierto al reposo, al sosiego y a la paz en Murcia, juntamente con el Malecón». Y lo era, precisamente, por hallarse limitado, cerrado, protegido por unas verjas que, «si bien dejan sus espacios abiertos mediante unas puertas de entrada, la existencia de ese obstáculo que constituye el cercado, es la máxima garantía del niño que corre y juega en su interior, la única defensa posible a la invasión de maleantes de todo tipo y cariz» cuando caía la noche.

Aún faltaba otro argumento que vendría publicado a través de la pluma de Nicolás Ortega Lorca, quien sería presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Era la cuestión histórica. Recordaba el periodista que el jardín fue antaño conocido como Alameda del Carmen y las obras para su construcción arrancaron en el año 1786, siendo corregidor Juan de Pablo Salvador.

La ciudad, por aquellos años, necesita un espacio de recreo público. La alameda, además, se encontraba en un estado deplorable por las obras de la carretera de Cartagena, que habían salpicado la zona de balsas de aguas estancadas e insectos. Eso, sin contar que apenas existían en la zona cuatro árboles carcomidos.

El corregidor eligió el lugar para matar dos pájaros de un tiro. Aunque fue necesario utilizar algunos terrenos del convento de la Trinidad para darle amplitud al jardín, que lo llamarían Botánico por la variedad de especies que en él crecieron. El siguiente corregidor impulsaría las obras con diferentes arreglos, que incluyeron, según Ortega, variar un triunfo a la Fuensanta que había en la zona.

Con los años se fueron agregando esculturas, parterres, asientos y una fuente. En 1899, en ‘La Guía de Murcia’ que editó Belando Martínez, lo describían así: «Rodeado de verjas de hierro con pilares de cantería: se encuentra muy bien cuidado, tiene numerosos asientos de madera unos, de granito otros, distribuidos en todo su ámbito y en el centro de una elipse que tiene su extremo de medio día existe un bonito pedestal con la estatua del ilustre murciano, Conde de Floridablanca. Es un magnífico paseo».

Pinceladas históricas aparte, la iniciativa de suprimir la verja dividió enseguida a los murcianos entre los denominados ‘verjistas’ y ‘antiverjistas’, según publicaron los diarios. Hubo algunos que defendían, por encima de todo, el avance de la ciudad. Por ejemplo, el vecino que publicó en ‘Línea’ una carta donde exclamaba: «¡Fuera sentimentalismos, señor alcalde! Siga como hasta ahora imprimiendo a Murcia su tono de ciudad moderna y convirtiendo las viejas y estrechas calles en amplias y relucientes avenidas y los vetustos jardines en modernos vergeles».

Otros denunciaban que había en la ciudad bastantes cosas por mejorar antes que destruir un jardín. Actualidad inquietante, sin duda. El escándalo sobre la verja animó al alcalde a convocar, cosa inaudita en la historia de la ciudad, «un plebiscito» sobre «si se debe o no suprimir la verja del citado jardín». Así que no pocos ciudadanos se dirigieron al Ayuntamiento para expresar su opinión en tan improvisada consulta.

El alcalde da explicaciones

El revuelo en la ciudad cundió tanto que el 19 de septiembre el alcalde, quien por cierto sería más tarde presidente del Real Murcia, tuvo que aclarar los detalles de la consulta. Sobre todo, porque no se había establecido plazo máximo ni forma oficial de dirigirse al Consistorio.

Fernández Picón advirtió de que las obras continuarían y que los opositores «no han comprendido bien el propósito del Ayuntamiento», que no era quitar espacio al jardín, sino eliminar la verja, «pero todavía no se ha decidido». De hacerlo, sería trasladada a otro parque municipal y, «en su lugar se colocaría un seto de flores, con lo que ganaría en belleza el recinto». Pero la polémica arreció. El diario ‘La Verdad’ publicó entonces esta última noticia, a pesar de no haber dado protagonismo antes a la polémica. Como sí hizo ‘Línea’, que publicó numerosas opiniones, desde anónimos enviados a la redacción a encuestas entre los más ilustres ciudadanos. Las opiniones estaban tan divididas que ‘Línea’ lo describió como «un proyecto que escinde a los murcianos».

El curioso plebiscito fue suspendido en la sesión municipal del 25 de septiembre a petición del edil López Sánchez-Solís. El alcalde insistiría en que, «así como en la prensa y en la radio han predominado las opiniones contrarias a la supresión», él recibió cartas y visitas de personas que se manifestaban partidarias. Pese a todo, anunció que «el Pleno decidirá en su día». Para ya nunca decidir la retirada.

La realidad, como publicó Carlos Valcárcel más tarde, fue que «en un porcentaje que supera el noventa por ciento podemos calcular las opiniones contrarias». Eso sí: el alcalde felicitó «al vecindario, que sabe vibrar aun tratándose de asuntos de menor importancia». Y quizá le faltó suspirar: «¡Anda que os voy a consultar algo más!».

Fuente: https://www.laverdad.es/murcia/ciudad-murcia/increible-cierto-plebiscito-20180729005019-ntvo.html

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