POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Un tesoro inesperado. Aunque bien podría ser de forma temporal. En cualquier caso, la parroquia del Rosario de Bullas disfruta desde hace unos días de diversas obras de arte, alguna de ellas de gran valor y que hasta ahora permanecían custodiadas por la Comunidad Autónoma tras ser decomisadas por la Guardia Civil el año pasado en la casona del sastre Benito Amor. Las piezas han sido depositadas en el templo a la espera de que un juzgado de Mula impulse las diligencias abiertas en el marco de la ‘Operación Lignum Crucis’ que, desarrollada por la Benemérita, permitió decomisar miles de obras en la casa del modisto, quien fue detenido por un presunto delito de apropiación indebida, receptación y hurto.
Según el auto del juzgado, es necesario adoptar este traslado de las obras a la iglesia en aras de la «mejor conservación» de las mismas, aunque eso no impide que, si finalmente Amor acredita su procedencia lícita, vuelvan a engrosar la espectacular colección que tenía en su hogar.
A las piezas incautadas en su día se sumaron otras que los agentes del Grupo de Patrimonio Histórico y del Seprona descubrieron más tarde en un escondite en el doble fondo de un armario. Todas fueron trasladadas a un almacén de la Comunidad Autónoma. Ahora, muchas de ellas han sido entregadas a la parroquia. Y podrían, en algún caso y según diversas fuentes, adornar sus paredes para siempre. Eso puede suceder con el retrato del arzobispo Antonio García y García, bullero y emparentado a través de una prima con Benito. Es muy probable que el retrato, que fue propiedad de las carmelitas de Tordesillas (Valladolid), no vuelva a salir de la parroquia.
A vueltas con el obispo
Este obispo siempre estuvo muy vinculado a su pueblo natal, al que regaló la imagen de la Patrona, Nuestra Señora Virgen del Rosario, de la que Benito Amor es camarero. El modisto mantenía y mantiene una gran amistad con las carmelitas. Hasta el extremo de realizar continuas visitas al monasterio, desembolsar importantes donativos y hasta poner a disposición de las religiosas, sin cobrarles un euro, incluso furgones cuando se trasladaron a otro convento en Medina del Campo.
Pero, entre traslado y traslado, el retrato del obispo acabó en Bullas. ¿Fue robado? Parece que no. Las religiosas confirmaron hace unos meses a ‘La Verdad’ que lo habían entregado al modisto «como una donación para la parroquia». E incluso le insistieron cuando él les advirtió de que el templo «tenía goteras». Le pidieron que lo custodiara en su casa. Donde lo encontró la Guardia Civil. Como también, presuntamente, sucedió con un antiguo estandarte de la Hermandad de la Dolorosa.
Al retrato del obispo se han sumado algunas esculturas y otros cuadros de pequeño y gran formato que también han sido depositados en la parroquia. Entre ellos, dos de Wssel de Guimbarda, el óleo de una Soledad que, al pronto, parecía de El Greco, y un gran Crucificado del siglo XVIII, que no procede del convento vallisoletano, según señalaron las religiosas.
Sobre todas estas obras pende la duda de su procedencia. Aunque Benito Amor ya parece haber acreditado que algunas de ellas estaban en su poder hace casi medio siglo, cuando inició su espectacular colección. De hecho, al juzgado remitió recibos de restauración datados en 1971. Sin contar otros de compra o de enmarcado. Estas cuestiones tendrá que valorar el juez antes de decidir si los cuadros y las esculturas, cuyo traslado ha pagado la propia parroquia, permanecen o no entre sus muros. Sin olvidar los miles de monedas y otras antigüedades que Amor acumulaba en su casa y que ahora están sometidas a la decisión del juzgado.
Una colección con más de 6.000 piezas
«Es un buen hombre». Quizá sea esta la frase más repetida en Bullas desde que el 8 de marzo de 2016 la Guardia Civil lo detuviera por presunto hurto y apropiación indebida tras registrar su casona de la localidad y encontrar miles de piezas de arte, algunas de un gran valor. La retirada de obras llevó entonces a los agentes varias horas. No en vano, la imponente colección se cifró en unos 6.276 objetos, entre piezas arqueológicas, obras de arte y objetos religiosos de considerable valor. Benito Amor ha trabajado toda su vida en la localidad. Allí mantenía un taller en la misma casa del Camino Real donde fue detenido. Entre sus clientes se han contado firmas de primer orden, como Pedro del Hierro, pero también políticos y artistas como Lola Flores. Su producción -tenía contratadas a varias personas en el taller- le permitió destinar gran cantidad de dinero a comprar antigüedades.
Fuente: http://www.laverdad.es/