POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
En Palmira se ha volado recientemente el templo de Baal, sus columnas se derrumbaron y la nave central, quedó destruida por completo. En Torrevieja no se han volado, pero se han llevado las palas constructoras muchas edificaciones que desde finales del XIX vestían las calles de nuestro pueblo, sustituidas por otras de burdos ladrillos a cara vista, adosadas y levantadas como castillos de naipes.
Aquellas construcciones eran y -las pocas que quedan- son testigos de una corriente de renovación artística de un arte joven, libre y moderno, surgido a finales del siglo XIX y que representa la propuesta de democratizar la belleza y socializar el arte: el modernismo. En España, este tipo de arquitectura tuvo gran desarrollo en Murcia, Cartagena, La Unión, Novelda y en Torrevieja de la mano del arquitecto Pedro Celdrán Martínez, entre otros.
Cerdán fue uno de los mejores arquitectos murcianos y en Torrevieja dejó su huella. A él se le debe entre otras edificaciones, en Murcia: la fachada principal del Casino (1901), las Escuelas Graduadas de Santo Domingo (1909), el Museo de Bellas (1910), las Graduadas del Barrio del Carmen (1917), el mercado de Las Verónicas (1919); la Casa del Reloj o Quinta de San Sebastián, en San Pedro del Pinatar, de la familia Servet Spottorno (1895) –vivienda en donde murió años más tarde Emilio Castelar-; la casa de Antonia Navarro, en Novelda (1905); el mercado de La Unión (1907); y en Torrevieja, entre otros trabajos, el chalet de ‘El Liberal’ (1917) situado en el paseo de Las Rocas hasta los años noventa del pasado siglo.
El periódico ‘El Liberal’ regaló una magnífica casa de recreo en Torrevieja en la costa, ocupando una superficie de unos cuatrocientos metros cuadrados, valorado en diez mil pesetas, para sus suscriptores, lectores y anunciantes. El administrador del periódico, José Trinchant, firmó el 19 de Junio de 1916 la adquisición del terreno para su edificación. El recibo estaba suscrito por Rafaela Mínguez Moreno, como propietaria y apoderada de sus copropietarios; José, Rafael, Ángeles, Josefa y Ascensión Mínguez Moreno; María Mínguez Gil y Esperanza Gil Luco. En dicho recibo se hacía constar la situación del local: al norte, con la calle Emerenciana –calle Ramón y Cajal-; al sur, con la zona marítima; a levante, con solares de los ensanches; y Poniente, también con dichos solares. Rafaela Mínguez se obligaba a otorgar la correspondiente escritura de venta en el momento que el administrador del periódico lo exigiera y a nombre de la persona por él designada y que fuera agraciada en un sorteo.
‘El Liberal publicaba un vale diario y cada lote de veinte vales tenía derecho a un bono de opción numerado. Apareció desde el 25 de junio de 1916 al 11 de mayo de 1917, permitiendo formar dieciséis lotes de vales. Los suscriptores de pago anticipado tenían derecho a dos bonos numerados por cada peseta que abonaran, no teniendo derecho a este regalo los recibos atrasados.
Los corresponsales de ‘El Liberal’ se encargaron en la región de canjear los vales, para lo que se les proveyó de los bonos necesarios. Los vales que se dirigieran directamente a ‘El Liberal’; no se sirvió ningún pedido que no viniera acompañado de un sobre franqueado con un sello de 15 céntimos para la respuesta, teniendo como fecha tope hasta el 15 de mayo de 1917.
En julio de 1916, el arquitecto Pedro Cerdán replanteó las obras sobre el solar. El edificio tendría a mediodía una espaciosa terraza, en su parte central el acceso a un gran salón-comedor y una alcoba a cada lado. En la parte orientada al norte se situaban la cocina, despensa, wáter y una habitación para la criada.
En octubre de 1916, los tabiques del chalet ya estaban levantados a la mitad de su altura y fue visitada la obra por un grupo de murcianos acompañados por Mariano Albentosa Castell, alcalde de Torrevieja; Vicente Castell Ibáñez, diputado provincial; y Rafael Sala García. Por iniciativa del abogado Mariano Jover, se extendió un acta con un ejemplar de ‘El Liberal’, quedando depositada en el interior de uno de los muros de la casa.
A mediados de abril de 1917 estaba próxima la terminación del edificio del arquitecto Cerdán, se pintó un frontal y otros detalles decorativos en la techumbre, similares a los que realizó en la ‘Casa Recreative’ en Espinardo (1898).
Se efectuó el sorteo en Murcia, el 17 de mayo de 1917, ante la presencia de un notario, asistiendo cuantas personas lo desearon. La suerte recayó en una mujer trabajadora, Laura Jiménez, que tenía a su cuidado a su padre impedido a quien debía sostener con el producto de su labor cotidiana.
El 24 de junio, tomó posesión del chalet la poseedora del número premiado. Llegó acompañada de su madre y del arquitecto José Antonio Rodríguez, amigo de Pedro Cerdán. En unión del alcalde Mariano Albentosa y del diputado provincial Rafael Sala, se dirigieron a casa del notario Domingo Barber, donde se hizo la escritura de adjudicación y se le entregó la llave del inmueble. Después marcharon todos al edifico donde la nueva propietaria quedó encantada, y con bastante extrañeza preguntó si era aquella finca la que le había tocado, pues traía de Murcia una impresión tan distinta de la que experimentaba, no pudiendo suponer nunca que fuese el chalet anunciado ni una pequeña sombra de la realidad. El alcalde y el diputado le contestaron que, en efecto, era de su propiedad.
Satisfechísima Laura Jiménez visitó detenidamente todas las dependencias del chalet, marchando después al hotel Reina Victoria, donde almorzaron todos, regresando a Murcia en el tren de las cuatro las dos señoras y el arquitecto.
Le chalet de ‘El Liberal’ fue demolido no hace muchos años. Edificios modernistas todavía quedan en Torrevieja, todos con su oculta historia, teniendo como el mayor exponente es el Casino y otras edificaciones en manos también de particulares. Que su conservación obre en conciencia y razonamiento de a quién o a quienes le corresponda.
Fuente: Diario LA VERDAD. Orihuela, 8 de septiembre de 2012