POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
El libro de mi vida sois vosotros:
En él me plasmé igual que una moneda.
Como ninguno mejor otro
en carne, sangre y alma os queda.
Leedlo con frecuencia ensimismada,
hijos y nietos míos,
todo a lo largo de los ríos
de la existencia fecundada.
Y hacedlo por amor,
esa Ave Fénix mensajera
que resucita en la alegría y el dolor
y vuela, vuela, vuela… por la global esfera.
Manteneos en vilo
por encima de vientos pasajeros
y no perdáis el hilo
del laberinto ante los unicornios traverseros.
“Esto hizo mi padre, esto quería
que hiciéramos nosotros…” repetiros,
y día a día
juntaros, ayudaros, requeriros.
Recordad con unción a aquel buen hombre
que cumplió su destino;
portad su nombre
como una estrella en el camino.
El paso de mis ojos por las hojas
del humor se mantuvo a duras penas,
pero nunca dejé que en horas flojas
nadie me distrajera en mis faenas.
-¿Qué faenas?, diréis preocupados.
-Las de escribir, pensar, soñar
y mejorar en todos mis estados,
y en ellos darme y dar.
Adelante, chavales,
con rectitud y con talante,
pues tanto vives, tanto vales
mientras existes, Dios mediante.