POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y DE GETAFE
A veces, la importancia, trascendencia, valor y repercusión de las palabras, depende de quién las pronuncie, en función de su calidad intelectual, humana y fiabilidad. Pero es lamentable que las palabras tengan mayor o menos trascendencia en función de la ideología de quien las emite. Algo de esto ha pasado con el twitter publicado por el alcalde socialista de Valladolid, Óscar Puente, en el que ha calificado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de “impresentable”, “incompetente” de “dudoso equilibrio mental” y otras lindezas: “Es un peligro para la comunidad de Madrid y por ende para las comunidades que la rodean”.
Tales descalificaciones no han pasado de un titular efímero y de unas opiniones escasas y poco contundentes; me atrevería a decir que, casi desapercibidas para la clase política a la que pertenece el señor Puente, incluso para la de enfrente, que una vez más ha dado muestras de indiferencia, falta de capacidad de reacción, insolvente a la hora de responder a afrentas de esta naturaleza.
¿Tendrá todo esto que ver con que la mujer agredida verbalmente por un macho de la izquierda, sea una señora de derechas, del PP para más señas? ¿Qué hubiera pasado al revés, si el descalificador de turno lo hubiera hecho con una mujer de la izquierda radical o progresista?
Seguro que esa izquierda, los perros-flauta de vocación, las feministas de carnet y las de subvención, hubieran salido a la calle, cogido las micrófonos, los megáfonos y las televisiones para denunciar el brutal ataque machista de un alcalde, con palabras tan gruesas, a una mujer. Qué hubiera pasado si a una dirigente de izquierdas, un machito de derechas la hubiera tildado de “desequilibrada mental”. La palabra “machismo” hubiera retumbado por todos los rincones del país, desde Finisterre al cabo de Gata, y desde la cerrera de San Jerónimo a Valladolid. Esta es la política, y los políticos, que tenemos, mantenemos y soportamos.
Fuente: https://www.madridiario.es/