POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
Uno de los mayores problemas y preocupaciones que ha tenido el Consistorio Cacereño con los diversos servicios municipales a lo largo de su historia ha sido la instalación y regulación del matadero, ya que es una actividad bastante molesta por los malos olores que desprendía teniendo en cuenta las situaciones higiénicas que existían en Cáceres hace unos siglos.
Los mataderos son muy necesarios ya que en ellos se sacrifican los animales para su posterior almacenamiento y comercialización para la alimentación humana de carne. Siempre han estado muy regulados y vigilados por la importancia que tienen para la salud pública.
Actualmente es una situación que está muy supervisada por la inspección sanitaria que hace que los consumidores tengamos la tranquilidad de que todo el proceso se realiza en las mejores condiciones higiénicas: una limpieza exquisita, instalaciones adecuadas, utilización del vapor de agua como esterilizante, etc, pero esto no pasaba en el siglo XVI en Cáceres.
En concreto, nos señala Rubio Rojas, que en Cáceres en 1530 existía una preocupación por la zona sureste de la Plaza Mayor (actual Foro de los Balbos) donde estaban ubicados el matadero y las carnicerías, junto al edificio del Consistorio.
Como consecuencia de la pestilencia y de las molestias que ocasionaban, los regidores cacereños encontraban un motivo para realizar las reuniones municipales en sus palacios tomándose las decisiones más oportunas a sus intereses muy alejados del de los vecinos.
Para intentar solucionar ambas problemáticas se presentó una solicitud ante el Consejo Real para que se construyese un nuevo matadero alejado del centro que solucionara el que los regidores no tuvieran argumentos para no realizar los Consistorios en la sede municipal.
El Consejo Real resolvió que los regidores estudiaran la posibilidad del traslado del matadero, calcularan su coste y el lugar donde se podría ubicar, dando el corregidor traslado de todo ello a mencionado Consejo.
El matadero, como nos apunta Rubio Rojas, fue trasladado cerca de la ermita de San Bartolomé en la zona que ocupaba el antiguo mercado de abastos, de donde fue desplazado cuando a finales del siglo XVI se inicia la construcción del Seminario Conciliar por el Obispo Galarza.
Como vemos un permanente problema que siempre ha tenido en jaque a nuestros máximos regidores municipales.