Este es un lugar de mucho paso de personas, pero de personas que van con prisa para coger el tren y para resolver sus problemas cotidianos, que deben de ser muchos. Sin embargo, no es un lugar para la venta, puesto que los productos típicos extremeños que se venden en estos puestos, son específicamente para un tipo de personas que les gusten los dulces, el embutido, la miel y todos sus derivados.

Se quejan los vendedores o comerciantes, por la gran cantidad de pérdidas, que según ellos, van a acumular al no vender ni la cuarta parte de lo que venden en el lugar donde tradicionalmente se asentaban. Hago esta crónica en defensa de ellos, porque también soy extremeño y me duele que la gente sufra en este tipo de situaciones.

Siempre el Ayuntamiento les ha tratado muy bien, con mucho respeto y con muchas facilidades para instalar sus puestos en esta feria, pensando que todo se desarrollaría con normalidad. Ahora ellos deberán exponer sus argumentos a las autoridades municipales y, en base a ello, tomarán una decisión.

La Casa de Extremadura, su presidente y la Junta Directiva colaboran y participan en esta actividad y apoyan sin reservas a todos los vendedores de este singular Mercadillo de carácter cultural. Les dejo algunas fotografías de los diferentes puestos y los productos auténticos que venden.

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