POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE)
El mercado de Colón se halla situado en la parte meridional del ensanche de Valencia. Esta zona surgió al derribar la muralla y se consideró como zona residencial elegida por la nueva burguesía que nacía a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. A imitación del ensanche barcelonés se trazaron calles rectas y paralelas cruzadas por otras perpendiculares, para formar las manzanas que cuadriculaban un gran espacio interior con jardines particulares.
Es obra del arquitecto nacido en Sagunto, pero de padres jijonencos, Francisco Mora Berenguer (1875-1961). En aquel momento desempeñaba el cargo de arquitecto municipal de Valencia.
Ocupa el solar que pertenecía a la antigua fábrica de gas. Su construcción comenzó en 1914 y aunque estaba prevista que se ejecutase en doce meses no estuvo finalizada hasta 1916. Se inauguró el 17 de diciembre de 1916, como así recoge la revista Blanco y Negro:
“Valencia festeja solemnemente la inauguración del bellísimo Mercado de Colón, ante cuya obra se experimenta la agradable emoción estética de su arte arquitectónico.
El edificio, decorado con cerámica del país, de elegantes proporciones y de aspecto brillante, honra al Ayuntamiento que lo ha construido, a su autor, el prestigioso arquitecto Sr. Mora, que ha hecho gala de su temperamento artístico, y á D. Francisco Banquells, que con su férrea voluntad y en unión del presidente del Comité, D. Eliseo Miralles supo conseguir la realización de tan suntuoso edificio.
También merece pláceme el contratista, D. Ramón Ferrer, quien, á pesar de las difíciles circunstancias por que atravesamos ha realizado las obras concienzudamente y en plazo muy breve.”
La principal novedad de este mercado radica en su carácter abierto, que permite la visión a través del mismo produciendo una gran sensación de diafanidad y transparencia, perceptible, esencialmente en sus lados mayores.
Tiene planta de tipo basilical con tres naves y voladizos laterales. La nave principal tiene una altura de 18 metros y los voladizos laterales de 7 metros, lo que contribuye a dar mucha luz a todo el edificio. Se construyó en sentido N-S. Toda su estructura se apoya en 36 pilares de fundición enmarcada por dos fachadas de piedra engastada en ladrillo, ambas de grandes dimensiones, y que actúan como remate de cabecera y pie. Los frisos decorativos cerámicos de las fachadas son de una gran belleza ornamental.
La influencia de su maestro Gaudí es perceptible en las torrecillas y las cúpulas que coronan las fachadas. Estaba rodeado por una verja de hierro. Su concepción evidencia un contraste entre las fachadas ornamentales y el mercado en si como edificio funcional.
Su coste original fue de 900.000 pesetas.