POR BIZÉN D’O RÍO MARTÍNEZ-CRONISTA OFICIAL DE LA HOYA DE HUESCA
Cuando se cumplía el primer cuarto del siglo XX, se prohibió el tránsito por las carreteras españolas de vehículos de tracción con tiros de más de cuatro animales, disposición que suponía la jubilación total de las diligencias y sobre todo, de los enormes carromatos de transporte que circulaban, cinco años después, en 1925, eran poco mas de 11.000 los vehículos que estaban matriculados en España según datos de la Revista de Obras Públicas, diez años más tarde en 1935, eran menos de 100 los vehículos de fabricación española que circulaban por las carreteras.
Por otra parte, los trenes dedicados exclusivamente a transporte de mercancías que iniciaron su expansión en el último cuarto del siglo XIX se habían duplicado a pesar de los tradicionales retrasos de los convoyes en llegadas y entregas. En 1924 se produjo la cifra máxima de transporte de viajeros y en 1929 la de mercancías, lográndose que toda la red pasara a depender de RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles) en 1941, si bien en aquella dura etapa de posguerra y con el aislamiento internacional que sufrió España, la escasez de hidrocarburos afectaría especialmente al transporte, teniéndose que buscar distintas soluciones alternativas para favorecer la movilidad como grupos gasógenos.
En 1946 nacía ENASA sobre los restos de Hispano Suiza, empresa que había estado atendiendo las necesidades de camiones y autobuses sin distinción, para los transportistas españoles durante los años de aquél bloqueo que fuera decretado por la ONU como castigo a España por el régimen de Franco. Años que fueron muy duros sin industrias de automóviles, camiones o tractores agrícolas, así como tampoco industria auxiliar. En este año fue cuando el caballo alado de “Pegaso” sustituyó a la “Cigüeña” de Hispano Suiza, comenzando la fabricación de un modelo de camión con motor de gasolina basado en el 66G de Hispano Suiza y que por su característico diseño chato de cabina, fue apodado como “El Pegaso Mofletes” a pesar de que técnicamente empezó como Pegaso I.
España tenía una tremenda necesidad de transporte y en 1947 sale a carreteras el técnicamente modelo Pegaso II, (Z-202) que sigue siendo “el Mofletes” pues mantiene su estética a pesar de que sufre varias mejoras mecánicas, fabricándose hasta 1949 la cantidad de 148 unidades con motor a gasolina, que le llevaba a un elevado consumo de combustible, calculándose que gastaba 50 litros cada 100 Kms. Un vehículo que su motor tenia algunos componentes muy propensos a fallar : junta de culata, segmentos, y otros, por lo que se instaló un motor desarrollado por ENASA con menor consumo y sobre todo con 125 cv de potencia, de aquí que muchos de los primeros “Mofletes” acabaran por equipar un motor diesel en sustitución del primitivo de gasolina. En 1954 se mejoró su motor al objeto de aumentar su potencia hasta los 140 cv y se agrando o estiró su cabina al objeto de dar mayor comodidad a los ocupantes, pero manteniendo su diseño y su volante en el lado derecho de la cabina, para que el conductor pudiera controlar la cuneta de la carretera y evitar los adelantamientos por falta de visibilidad. Fueron fabricados 2.139 unidades entre todas sus variantes acabando la producción en 1959.
Pocos recordaran al Pegaso 601, que fue un prototipo basado en el ·Mofletes”, que en el año 1952 apareció como “Pegaso eléctrico”, equipando un sistema de propulsión eléctrica en sustitución del motor de combustión. Con unas baterías colocadas lateralmente entre los ejes, éste, tenía un sistema de acumuladores franceses de la Société de Vehicules Eléctriques Industries (SOVEL). En cuanto a detalles, decir que su controlador tenía 5 velocidades, punto muerto e inversor. La transmisión al eje posterior era por cardanes, los frenos de aire comprimido y las baterías de 48 elementos de plomo acorazado tenían una capacidad de 600 Ah en 5 horas de carga.
Fue el pionero de la electromovilidad, pero había surgido en una época en la que el caballaje de los camiones, 110 cv con gasolina y 125 cv con gasoil se encontraban en franca diferencia con el “Mofletes eléctrico” ya que ponía en valor 14 cv de su máquina eléctrica y una autonomía de 75 Kms., por lo que no Salió a la venta y sirvió de germen para los Z-501 que eran los trolebuses de Pegaso que hicieron el transporte urbano en numerosas ciudades españolas.
Famoso fue en Huesca el que se llamó cariñosamente “El Chato”, que semanalmente traía el combustible y hacía el reparto
FUENTE: EL CRONISTA