EL MOTÍN MUNICIPAL DE 1903
Sep 16 2021

POR ANTONIO VERDÚ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE JUMILLA (MURCIA)

Fue un día muy señalado para los trabajadores en defensa de su trabajo, ya que la situación estaba tan tensa por la falta de faena por un puesto del que poder alimentar a su familia, que aprovechando el día 1º de mayo, -fecha reivindicativa de los trabajadores en defensa y mejora de su salario y condiciones de trabajo-, que los ánimos estaban tan tensos por la falta de soluciones del trabajo en general -estando casi todos parados y sin tener que llevar a su casa un salario para alimentar a su familia-, que por lo visto, repartieron una hoja en la que convocaban a una manifestación no muy pacífica, dado el momento en que se encontraban los trabajadores. Motivos más que justificados, ya que el hambre estaba presente en la mayoría de las familias y vecinos de Jumilla, pidiendo solución para resolver el motivo de la presente necesidad, que como es evidente, era una realidad y el hambre llegaba a los domicilios.

El día treinta, por lo visto tuvieron una reunión con los trabajadores con los que llegaron a un acuerdo sobre la necesidad de buscar la solución, de dos formas: una, reparando los caminos del amplio término de Jumilla; y dos, que el ferrocarril de Yecla a Jumilla iniciara los trabajos y colocara a los trabajadores que lo necesitaran.

Pero -que curioso, siempre hay un pero-, alguna reunión de no se sabe cómo ni cuándo, se tuvo que producir aquella noche en algún lugar, para que al día siguiente, el uno de mayo, las calles de Jumilla fueran un hervidero de violencia sin explicar el motivo, cuando pensaban que todo estaba solucionado. Ese panfleto -en que manifestaban su desacuerdo con las propuestas realizadas-, motivó una convocatoria urgentísima del Pleno del Ayuntamiento para el día 1º de mayo de 1903 por el Alcalde Presidente: José María Tomás Bernal.

Eran Concejales: Andrés Castellanos Guardiola; Diego Peris Tomás; José Antolí Fernández; Bernardo Moreno Ramos; Esteban Piqueras García; José Guardiola Peral; José Gallar Quirós; Juan P. Moreno Molina; Luis Azorín Tomás; Antonio Jiménez González; Francisco Jiménez Guardiola; José Fernández Ruiz y Blas Guardiola García.

En aquel Pleno el alcalde, manifestó que el objeto de la misma era como habrían tenido oportunidad de observar por la cédula (panfleto) de convocatoria, que provocaba un estado de excitación del vecindario con el pretexto de la falta de trabajo.

El alcalde explicó que pensaba estaba todo solucionado tras la reunión del 30 de abril, puesto que ante bastantes irregularidades cometidas por los vecinos, había consentido o tolerado, el robo que se venía produciendo de los espartos de estos montes comunales, y que enterado dio la órdenes oportunas para poner coto a tantos desmanes, por lo que se pusieron algunas denuncias. Aquél día, varios vecinos se presentaron en aptitud un tanto amenazadora, pretendiendo que se rompieran las denuncias, o que se les proporcionara trabajo, ya que carecían de él, debido a la pertinaz sequía, y del estado angustioso por el que atravesaba nuestra decaída agricultura.

Les explicó que quedaron disuadidos de la imposibilidad de acceder a su primera pretensión -la de anular las multas-, y se retiraron bajo la promesa, de que atendiendo su humanitaria pretensión, hoy -día 1-, a primera hora se ocuparía el Ayuntamiento de salvar la situación del pobre bracero, que necesitado pide el pan para sus hijos.

Después de esta escena, como alcalde he hablado con las personas influyentes de esta localidad y están dispuestos a ayudar.

Les ha expuesto el estado angustioso del erario municipal, manifestándoles como era de esperar, que sobre todas las obligaciones del Municipio pesaba en primer término, la de socorrer al necesitado en circunstancias como la presente; que se vieran los medios con que podía contar el Municipio; y que cuando faltaran recursos, se recurriera a la casa de esos influyentes, en donde estarían dispuestos a ayudar con todos sus fondos y todos sus interés.

Esta promesa también fue hecha Sres. Regidores, por el Sr. Barón del Solar de Espinosa, a quien nunca podrá agradecerle bastante este vecindario, su generoso desprendimiento; pero que creo, que antes de recurrir al peculio particular debemos agotar los fondos generales.

Uno de los Sres., concurrentes añade, que hay fondos del esparto sobrante de los años anteriores; y que las Arcas de Paneras del Pósito cuanta con algunas miles de pesetas, que en calidad de reintegro pueden utilizarse en el acto -pero que sea de ello lo que quiera, y procedan los fondos de donde procedan-, se publique el bando y se nombren cuatro comisiones, para recomponer desde mañana los caminos vecinales, admitiendo a todo el que se presente a trabajar, y de este modo, veremos quién es el que pide el trabajo por necesidad.

En este momento, llama la atención del Ilustre Ayuntamiento, el ruido que se siente en la calle de Cánovas del Castillo. Grupos de bastante consideración se aglomeran en ademán hostil al vestíbulo de las Casas Consistoriales; pierden el respeto al Sr. Presidente que quiere contenerlos; invaden a viva fuerza el Salón de Sesiones, se oyen gritos subversivos y amenazadores; se escondieron los señores Regidores en el despacho del Secretario; se levanta la sesión; y se pide auxilio a la fuerza armada sin dar lugar a que puedan firmar los señores concurrentes el acta, por sentirse un fuego nutrido de fusilería. Los disparos entre los defensores y los trabajadores se prolongaron de forma reiterada. Aquello no era propio de jumillanos, pero así cuentan que sucedió.

El pueblo siguió alterado durante el día 1, y el 2 de mayo, y como pidieron ayuda al Gobernador, éste con más tropas, vino a Jumilla y lo primero que hizo fue, convocar otro Pleno del Ayuntamiento con fecha 3 de mayo de 1903.

El Gobernador manifestó, que el objeto de la misma era para continuar la sesión suspendida el día primero del actual a consecuencia de la alteración del orden público, cuyo resultado lamentamos todos los buenos jumillanos, amantes de la libertad y de la justicia.

El día de luto señores -dijo uno de los concurrentes-, que ha puesto a Jumilla a la cabeza de los pueblos revoltosos y tratando a la tropa de criminal, no lo ha provocado el pueblo honrado, ni política alguna, sino de los amigos del desorden, y enemigos irreconciliables de las sociedades modernas, que aprovechando las justas peticiones de una docena de trabajadores, que con razón necesitaban trabajo, otros muchos, sumados del número y de la clase, pretendieron apoderarse de las Casas Consistoriales, por medio de la fuerza, y después de saqueada, haber continuando con propietarios y sociedades.

No se explica de otro modo señores como el día treinta, y bajo la promesa de que antes de veinticuatro horas, se les proporcionaría trabajo, se disolvieron los grupos con la seguridad de que al día siguiente y a son de caja se anunciaría los sitios donde habían de presentarse a trabajar y jornal que debían ganar; y antes de espirar el plazo, digo antes, a las cinco de la mañana, cuando la Ilustre Corporación se preparaba a deliberar en sitio determinado y de antes convenida, se reunieron lo peor de la sociedad, caras desconocidas y patibularias, mujeres armadas y hombres con semblantes descompuestos, se presentan de un modo amenazador e insultante en las Casas Consistoriales.

Le faltaron y desobedecieron a nuestro digno Alcalde y por último al ver que podían ser burlados sus criminales propósitos por la intervención del Benemérito cuerpo de la Guardia Civil, disparando sobre el Jefe; hiriendo de gravedad al Cabo Comandante del puesto; puñal en mano se dirigen al oficial, continuando los disparos sobre el Instituto, viéndose éste obligado a repeler la agresión por medio de la fuerza.

No es la necesidad la que en la ocasión presente, ha impulsado al populacho -que aquí no lo hay-, sino de malas personas mal de otros lugares, instigada por la escuela Anarquista, que viene asomando su feroz aspecto en esta localidad, sino alimentada, sostenida, por cuatro ignorantes y media docena de ilusos, que amparados bajo la libre misión de las ideas, sin creerla y sin quererla han trastornado los cerebros más preparados, unos por el afán del lucro, y otros por necia vanidad y abrigando esperanzas, que, si un día se convirtiera en realidad, serían los primeros en lamentar las consecuencias de las turbas desenfrenadas e inconsciente.

Ver sino que clase de personal ha concurrido a la tumultuosa y criminal manifestación; en la primera vez se pide que queden impune los delitos, y que se proporcione trabajo; se les promete que las denuncias no darán resultado; y que trabajo tendrán antes de las veinticuatro horas; y antes de las doce, ya no quieren que se rompan las causas, ya no quieren trabajo, y armados de escopetas, pistolas, hachas

y puñales, piden la cabeza de determinadas personas, haciendo correr la voz, de que bajen todos, que se van a apoderar del poder.

¿Quieren ustedes más anarquismo? Quien eran pues, los que tenían que bajar, los instigadores, los sediciosos, los mal avenidos en el orden actual de cosas, los que cifran la esperanza en el festín de la revolución.

Pero basta ya de disecciones, hagamos algo práctico y continúe la sesión suspendida por tan sensibles acontecimientos, y entremos de lleno en el cumplimiento de los deberes, tanto legales como de conciencia, que se impone el ciudadano que acepta la investidura de representante de su pueblo. Si fuera uno sólo el que en un principio pidió trabajo con razón que debe proporcionársele; y si los de las denuncias se amparan bajo el pretexto de la impunidad en que tantos han quedado efecto de la tolerancia, también deben tolerarse por esta sola vez.

Hizo uso de la palabra el Sr. Presidente, y con frases sentidas y periodos elocuentes, analizó y disertó, el estado actual de nuestra sociedad, desentrañando las causas que motivan el malestar que se siente en todas las clases que la constituyen.

En este estado, propone los medios que cree más adecuados para salvar la situación precaria porque puedan atravesar las clases proletarias; elogia los beneficios y prácticos resultados de la cocina económica; manifiesta que tiene telegrafiada a los representantes de la Compañía del Ferrocarril de Yecla a Villena, encareciéndoles la necesidad de que lo antes posible y si fuera darle esta misma semana, se principien los trabajos de la línea, que partiendo de esta ha de enlazar con Yecla; acepta como buenas las proposiciones hechas el primero de mayo, y que constan en el Acta, sobre proporción del trabajo, así tenga el carácter de provisional, crece desde luego, y en vista de la escasez de recursos con que cuenta el Ayuntamiento, que se recurra a la iniciativa particular de las personas pudientes.

Para dar de comer a las familias de la cocina económica, expresó los distintos sistemas de que puede valerse el Ayuntamiento, emitiendo su franca opinión de que se faciliten raciones por valor de quince céntimos, pero dadas las circunstancias especiales que deben conocer los señores Regidores, podía adoptarse otro de los medios.

Acto seguido se toman los siguientes acuerdos:

1º Que se proceda inmediatamente a la recomposición de caminos vecinales por prestación personal los carruajes y a siete reales que se pagará el jornal à los braceros.

2º Que en la imposibilidad de cocinar mañana mismo con otros enseres se suplique a las Hermanas de pobres desamparados, faciliten raciones a quince céntimos, al pobre que la solicite, cuyo importe costeará el Ayuntamiento.

3º Que una su acción el Ayuntamiento a la del Sr. Gobernador para que los trabajos del Ferrocarril de esta Villa a la ciudad de Yecla se inauguren en un breve plazo; y

4º Que mientras duren las actuales circunstancias se constituya el Ayuntamiento en sesión permanente.

Otro de los puntos señores que debemos ocuparnos con el detenimiento que el caso requiere, es, del comportamiento del segundo Teniente de la Guardia Civil que a la cabeza de los dos Comandantes de puesto, y siete guardias, han salvado con el mayor heroísmo, al pueblo de Jumilla de haber presenciado la escena más horrorosa que registrara la historia de este pueblo.

Sin embargo de la actitud grosera, hostil y amenazadora de las turbas desenfrenadas que habían invadido las calles, el vestíbulo de las Casas Consistoriales y el Salón de Sesiones, los defensores del orden y única garantía de la propiedad aún abrigaban la esperanza que bastaría su presencia para restablecer el orden, alterado

con propósitos sanguinarios; y cuando se presentaban en son de paz –los representantes municipales-, exaltando a los demás, a que pidieran en forma lo que querían; que depusieran las amenazas y nombraran una Comisión que pacíficamente reclamaran sus derechos que nadie les había negado, son recibidos con disparos de armas de fuego, palos y piedras, que dan por resultado dos heridos graves de proyectil al cabo Francisco Pérez Ortiz, contuso el ordenanza del Teniente Antonio Martínez García, y el guardia Matías Valverde Díaz. En este estado tienen necesidad de repeler la agresión, y en vez de ensañarse o cumplir como soldados quedan satisfechos con cuatro disparos de Mauser que disuelven los alborotados y masas; y sin embargo de querersen rehacer y continuar a distancia los insultos y amenazas, disparan al aire sólo para intimidarlos.

Tal heroísmo no sólo es digno de elogio, si, que también de la más señalada recompensas y puesto que no alcanza a las facultades del Ayuntamiento proponer recompensas, cuando menos, debe la Corporación dirigirse al Director General de la Guardia Civil, significándole que el pueblo sensato de Jumilla y muy particularmente el Ayuntamiento, vería con el mayor agrado, fueran recompensados el Teniente D. Guillermo Roda y Giner, y los guardias que le acompañaban, haciendo mención especial del Cabo Francisco Pérez Ortiz, que después de herido y cuando se hallaba el Secretario de la Corporación desnudándolo para la cura, suenan los últimos disparos, y con el valor de un héroe, y creyendo que aún se hallaban sus compañeros en peligro, se lanza Mauser en mano al balcón del Salón para defender el instituto, de donde fue retirado por dicho funcionario, suplicándole que en caso necesario, él lo defendería.

El Ayuntamiento, sin discusión y por unanimidad autoriza al Sr. Presidente, para que con los datos ya aportados y los que pueda aportar, recomiende a las autoridades superiores, el gusto con que vería este Ayuntamiento, en representación del pueblo, las merecidas recompensas que se otorgaran al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, o sea, a los individuos que contribuyeron a costa de su sangre y con peligro eminente de sus vidas, a salvar y evitar un día mayor de luto al pueblo de Jumilla. De esta forma se dio por terminado el pleno iniciado el día 1º y lo que dejaron reflejado en las dos sesiones efectuadas.

El día 4, de nuevo se reúne el ayuntamiento para seguir tratando sobre los tristes sucesos ocurridos en nuestra Jumilla. Esta ya de nuevo presidida por el alcalde D. José María Tomás Bernal.

El Sr. Presidente manifiesta que para cumplimentar los acuerdos tomados por la Ilustre Corporación en la sesión extraordinaria celebrada bajo la Presidencia del Sr. Gobernador y organizar los trabajos que han de dirigir las respectivas Comisiones en la recomposición de caminos vecinales, había mandado publicar bando, convocando a los trabajadores, para que fueran a alistarse a la Plaza de Toros -después Jardín del Rollo-; y las Comisiones estaban preparadas y encargadas, para que una vez conocido el número de los más necesitados que quieren trabajar, estaban dispuestas a asistir y darles el lugar donde se deben dirigir a sus trabajo, en cuando lo hicieran el número suficiente de demandantes de trabajo, para así comprobar si era tan alta la demanda como daban a conocer.

Los caminos que, se han de arreglar, son los de Ontur y Fuente Álamo, Peña Rubia, Cañada del Judío, Carche y Raja.

Días después hicieron valoración de los altercados y de los provocadores.

Desde que en mal hora, desapareció de delito la vagancia, y pasó sólo a ser circunstancia agravante, que se ha poblado nuestra España de seres pervertidos y de costumbres relajadas, hasta el extremo de haber sido y haber dado nuestro pueblo albergue a una docena de perdidos.

Todos estamos seguros que deportando a una docena de habitantes de esta hermosa Villa, quedaríamos, como vulgarmente se dice “como el pez en el agua”. Todos sabemos la parte que han tomado en las últimas escenas, ninguno ignoramos, que en ciertos círculos y en reuniones públicas, se han vertido ideas en contra del orden social, de las Instituciones, de las familias, de la propiedad, de Dios y de la Santa Religión Cristiana, y estamos esperando el día que se haga público el sumario. En él veremos que los vecinos que han depuesto, la mayor parte de ellos, se habrán reservado las causas y las personas que con su palabra y su acción han contribuido a extraviar y aterrorizar este honrado vecindario; es más, como quiera que el Tribunal militar sólo persigue la agresión a la fuerza atacada, habremos de formar pieza aparte para el delito de rebelión y sedición; en cuya causa podrían intervenir ambas autoridades, la judicial y la administración, y ya veremos si las personas que pueden y deben traer a los autos el esclarecimiento de la verdad.

El Ayuntamiento por unanimidad hace suyo todo lo expuesto, acordando que el Sr. Presidente ponga desde luego en conocimiento del Sr. Gobernador, en los términos que crea más adecuados, que el “Círculo Obrero de Braceros de Jumilla” se ha convertido en un centro anarquista.

DATOS ENTRESACADOS DEL

* Libro nº 31 de Actas Municipales. Años 1902-1903. Archivo Municipal de Jumilla.

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