POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Recibir las alabanzas del genial Antonio Machado por un libro publicado bastaría para que cualquiera atesorara por siempre una espléndida historia que contar a sus nietos. Hasta aburrirlos. Y no digamos llegar a cartearse con el poeta. Eso le sucedió a José Martínez Tornel, periodista e impulsor, desde las páginas de ‘El Diario de Murcia’, de las más diversas campañas en beneficio de esta tierra. Una de ellas, sin cuyo desarrollo es posible que ya no existiera, fue la recuperación del Bando de la Huerta.
Conocido es el origen de esta fiesta planeada en la tertulia que se celebraba en la antigua botica de San Antolín y que reunía a diversos apasionados de las costumbres murcianas, entre ellos el boticario Miguel Rubio Arróniz, el médico Juan Antonio Soriano y Joaquín López, a quien se le atribuyen numerosas soflamas y bandos. Según refirió el cronista Juan Torres Fontes se podría situar el nacimiento de la festividad en 1849. Por aquellos años se concibió como un desfile de Carnaval. Y así se celebró durante al menos una década, para luego caer en el olvido otra. Hasta que llegamos a 1876.
A mediados del mes de enero informó el diario ‘La Paz de Murcia’ sobre la convocatoria de un encuentro cuyo cometido era revitalizar las fiestas de Carnaval. El rotativo advertía de que «Bando de la Huerta, Bando de la Sardina, Entierro: todo esto va a haber».
José Martínez Tornel, quien no editaría el primer número de su célebre ‘Diario’ hasta febrero de 1879, ya publicó en ‘La Paz’ una composición poética que ensalzaba la idea de recuperar la joven tradición. Y no solo eso. El periodista se encargó de redactar el propio Bando, como explicará en el diario el 23 de marzo de aquel año, donde también recordó que el texto «ha venido siendo hasta aquí un documento escrito en el lenguaje corrompido de nuestros labriegos, lleno de gracias y de donaires». Entusiasmo que, apenas tres años más tarde, se tornaría en indignación, puesto que ‘El Diario de Murcia’, recién fundado, criticaría con saña que la fiesta se había degradado hasta convertirse en «una mascarada anárquica». Las iras de Tornel se aplacarían unos meses después por la trágica riada de Santa Teresa que, el día 14 de octubre de 1879, destrozó la huerta y condenó de nuevo al Bando a desaparecer otros veinte años.
El 29 de enero de 1900, el diario ‘La Correspondencia de España’ insertó en sus páginas el ‘Boletín Extraordinario de la Sardina’, que recogía los avances en la celebración de este festejo por parte de la Junta Sardinera. Uno de ellos era el acuerdo de «ayudar a D. José Martínez Tornel a la realización del bando de la huerta, por ser este un festejo popular de los más apetecidos por el público».
Para ello, se acordó, «por 415 votos contra dos», que una comisión visitará al periodista «poniendo a su disposición cuanto fuera necesario». La comisión estuvo formada por Severo Pérez López e Isidoro de la Cierva.
El Bando de aquel año salió a las calles un lunes, día 17 de abril. Como publicó más tarde el ‘Boletín de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Murcia’, se leyeron «soflamas de Frutos y de Tornel. Resultó muy agradable». Pero no así el Entierro, que «no produjo en el público aquella admiración de antaño».
Una obra de éxito
Huelga anotar que durante las décadas en que dirigió ‘El Diario’ son constantes las referencias a la huerta, a menudo centradas en las penalidades que atravesaban los huertanos frente a los vecinos de la urbe. En su obra ‘Romances populares murcianos’ publicaría que «valen más los zaragüelles de los mozos de la huerta que todos los lechuguinos que pasean la Glorieta». Pero quizá sea más desconocida la relación que mantuvo con el célebre poeta Antonio Machado.
El interés por la puesta en valor de la cultura de las gentes sencillas, como puso de manifiesto Manuel Sánchez en su aportación ‘Romanticismo, costumbrismo y folk-lore en Murcia a fines del siglo XIX’, fue una corriente europea aunque se materializó mejor en aquellas ciudades donde ya existían inquietudes al respecto. Y Murcia contaba con Martínez Tornel, junto a un grupo de literatos costumbristas.
Algunos de ellos, bajo la batuta del periodista, publicaron en 1880 la obra ‘Cuadros de costumbres murcianas’. Ni imaginaban que el célebre poeta Antonio Machado leería aquellas páginas. Y no solo eso. Además, publicó en la ‘Revista Ilustrada’ un artículo que elogiaba la obra del periodista murciano, elogio del que se haría eco ‘El Diario’ en 1881.
Machado, además, propuso a Martínez Tornel que impulsara en la ciudad de Murcia la creación de una Sociedad del ‘Folk-lore’ murciano. Apenas unas semanas antes, el poeta sevillano había publicado las llamadas ‘Bases de la organización de ‘El Folklore Español’, «una sociedad para la recopilación y estudio del saber y las tradiciones populares».
‘El Diario’ anunció también la petición de Machado, a quien describió como «nuestro amigo el ilustrado escritor», quien «nos invita a la formación en esta ciudad del centro regional del mismo nombre». Ofrecimiento sobre el que Tornel aseguró que «nos ocuparemos de esto más detenidamente e invitaremos a nuestros amigos murcianos».
En diversas ocasiones insistió Machado a Martínez Tornel que formara la sociedad propuesta, que no llegó a buen puerto. Incluso en una de ellas, ya en 1884, le escribió al murciano advirtiéndole de que había pedido la ayuda del político y escritor José Echegaray, quien lograría el Premio Nobel de Literatura en 1904. La noticia también fue publicada por ‘El Diario’.
A lo largo de su vida, Martínez Tornel, tanto a través de las páginas de su periódico y en la biblioteca que el rotativo impulsó, como después en ‘El Liberal’, realizó una ingente tarea de apoyo e impulso a las costumbres murcianas. A ella se sumó también un extenso catálogo de obras sobre la materia, entre ellas ‘El ventorrillo’, ‘Un velatorio de Ángel’, ‘Romances populares murcianos’, ‘Costumbres murcianas’, ‘Cuentos y tradiciones murcianas’ o ‘Cantares populares murcianos’. Pocos dudan de que logró compilar, junto a al erudito Pedro Díaz Cassou, la más completa recopilación de literatura popular del siglo XIX.
Fuente: http://www.laverdad.es/