POR ANTONIO SÁNCHEZ DEL BARRIO, CRONISTA OFICIAL DE MEDINA DEL CAMPO (VALLADOLID).
Puede que sean objetos algo olvidados por una gran parte de la historiografía europea, pero lo cierto es que la Fundación Museo de las Ferias tiene -y tendrá por su carácter permanente- muy presente a unos pequeños elementos bautizados como marchamos de plomo o ‘cierres’. Así, tras la donación de la colección de los mismos por parte de Iban Redondo Parés, el segundo capítulo del museo, «Ferias y Finanzas», ilustrará al visitante con una colección permanente acerca de este aspecto.
De hecho, la Obra Destacaba 209 corresponde de manera particular a un marchamo de cierre de saca con marca de mercader ligada a la reciente donación ya citada. Y es que estas pequeñas piezas tuvieron una gran importancia en el entramado comercial de la época Medieval y Moderna. Así, tal y como explica Redondo, existían dos tipos de marchamos: los de telas y los de sacas. «Los que se aplicaban a tejidos servían para indicar la calidad y largura de ese textil en cuestión, la ciudad de fabricación, la identidad del tintorero, los escudos locales o reales como indicativo de haber pagado las tasas correspondientes, etc. Por su parte, los de sacas solían tener un tamaño ligeramente superior y se empleaban para indicar principalmente la identidad del mercader o el pago de impuestos». Así, la mayoría de los marchamos eran fabricados en moldes y, posteriormente, se aplicaban al tejido haciendo uso de tenazas.