POR ALFONSO ROVIRA MARÍN, CRONISTA OFICIAL DE ALZIRA (VALENCIA)
Memorias de un nonagenario
Considerar que ésta, nuestra tierra, se encuentra en deuda con un hijo ilustre, queremos rendir hoy un recuerdo, al cumplirse cincuenta años de su fallecimiento. Fue el 21 de julio de 1971. El doctor Carlos Sarthou Carreres, se hace presente en su vida y en su obra, en esta tierra que él amó tanto.
Fue Xàtiva, historia que se escribe en papel de quien fue su cuna y se rubrica con miles de fontanas que la caracterizan y rocían en su brote perenne. Fue ésta la ciudad que tuvo la dicha de contarle entre sus hijos más preclaros.
Don Carlos Sarthou, había nacido en Villarreal de los Infantes, en 1876. Abogado y Doctor en Derecho por la Universidad de Madrid. Ejerció la carrera de leyes, que dejara, por jubilación, en 1946. La Academia de Jurisprudencia le rindió los mejores honores, que quedan reflejados en el diccionario Espasa. Por razones de profesión, el Dr. Carlos Sarthou llegó a Xàtiva en 1920 y fue esta la ciudad a la que dedicó sus mejores inquietudes como arqueólogo e historiador; fue Cronista Oficial de la ciudad; archivero municipal; conservador del Museo; apoderado del tesoro artístico e hijo adoptivo, por reseñar algunos datos. Su capacidad de trabajo y calidad de erudito, le hicieron merecedor de las medallas al Mérito Turístico; de Amigos de los Castillos y premio Reina María Cristina. Fue Académico correspondiente de la Historia, de Madrid; lo fue también de la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia; miembro de la Sociedad Hispánica de Nueva York y Delegado Regio de Bellas Artes, entre otros títulos.
Pero el hecho de ser o merecer, no deja duda, cuanto toda una obra lo testifica. Es el caso de Don Carlos Sarthou, un hombre de cuya actividad de investigación, siempre al servicio del Arte y de la Historia, queda reflejada en un amplísimo número de libros editados de los que solamente queremos reseñar algunos de ellos. En 1913, le dio fama su Geografía del Reino de Valencia; en 1957, la riada de la capital de provincia, le malogró su libro, ya editado, “Vírgenes Patronas de España”, en los mismos sótanos de la casa editora. Recordamos con placer, sus “Castillos de España”, “Catedrales de España”, “Valencia Monumental”, “Guía Artística de Valencia”, “Xàtiva Arábiga, Cuna del Papel de Europa”, “Jardines de España”, “José de Ribera y su patria”, “El Españoleto y su Arte”, “Las Históricas Alhajas del Siglo XVIII, en la Casa de la Ciudad de Xàtiva y veinte más, que no enumeramos, no por menos interés, sino por razones de extensión.
Su estilo literario, unido al trabajo de investigación, han hecho que las lujosas, en muchos casos, ediciones de sus libros, se hayan agotado casi en su totalidad.
Hasta aquí, la imagen del sabio, del investigador, del erudito incansable. Pero no seríamos justos si no destacásemos las ejemplares virtudes de Don Carlos Sarthou hombre; lo fue de extraordinaria bondad; humildad realmente franciscana; generosidad pronta y transparencia de espíritu casi infantil, en mitad de un mundo que sabe de vanidad y soberbia. Su vida fueron sus libros; su tierra y sus hijos quienes siempre le rindieron amor y veneración. Un hombre limpio de corazón, como el cielo de Xàtiva, que él mirara tantas veces cortado tan solo por la majestuosidad arquitectónica de la Seo, en sonar de gloria e inmortalidad.
Este martes, 21 de julio de 2021, cuando se cumplen 50 años de su fallecimiento en la ciudad de la fuentes, queremos recordar las palabras que él mismo pronunciara en una entrevista que realizamos el 20 de agosto de 1970, en el último día de la Fira, en el mismo Almudín, momento que testimonia la fotografía que acompañamos. “Desde el Museo de Xátiva, dirijo un cariñoso saludo a los setabenses; aquí he pasado toda mi vida; aquí he tenido mis impresiones de joven…” No pudo decirnos más; estaba muy fatigado; contaba con la avanzada edad de 93 años y fue su hija Lidia, con la que recorrimos el museo y nos fue explicando todos los pormenores del recinto, grabación que conservamos como pieza de museo.
Y las campanas de la Colegiata, cada mañana hieren los aires setabenses, mientras que la ciudad guarda en su seno otra pieza de singular valía: los restos mortales de Don Carlos Sarthou Carreres, que descansa en la paz eterna de los bienaventurados
El Ayuntamiento de Xàtiva dedicó una de las céntricas calles de la ciudad a la memoria del historiador, el 21 de julio de 1979, con motivo del VIII aniversario de su fallecimiento, de una manera sencilla, pero sincera, quiso demostrar el respeto a la memoria de Don Carlos, depositando una corona en el busto del historiador, de la calle que lleva su nombre, “por la labor que en pro de la cultura del pueblo de Xàtiva hizo don Carlos” -manifestaba el desaparecido primer teniente de alcalde, Adolfo García-.
Don Carlos vino a Xàtiva y se quedó. Así se manifiesta en la letra del “Himne a la Mare de Déu de la Seu…”, “dulce imán del corazón”.
FUENTE: CRONISTA