POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Aquella fría madrugada de febrero, cuando nadie lo esperaba, comenzaron a repicar las campanas de la Catedral. Eran entonces una suerte de redes sociales que igual advertían de riadas que de epidemias y, en este caso, del terrible incendio que devoraba el primer templo…