POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
El otoño, estación del año que sigue al verano, comienza cundo los días tienen la misma duración que las noches. En el hemisferio sur, el equinoccio de otoño tiene su entrada entre los días 20 y 21 de marzo, en el hemisferio sur y, entre los días 22 y 23 de septiembre en el hemisferio norte.
Como escribió Jacques Chesez, el otoño es «Una morada de oro y de lluvia». A veces, a nivel climático, supone «La cola del verano» hasta el punto de que algunos poetas le han dado en llamar «Veroño».
Tras la terminación del verano, de forma paulatina nos vamos adentrando en un tiempo más sereno y sabio, en el que, tras los días de viento y de lluvia, otros se nos inundan de sol y, las hojas y flores de los árboles, cambian a una tonalidad amarillenta y, tras desprenderse de sus tallos, vuelven a la tierra que un día primaveral les hizo brotar en los árboles. Christian Boviu llegó a decir que las noticias son inconsistentes como las hojas de otoño que al menor soplo, el aire se las lleva.
Las personas, debido a la influencia astral, notamos su influencia en nuestro organismo y, mientras la savia de los árboles aparece en primavera, al igual que la efervescencia de nuestras hormonas, con la entrada del otoño se aletargan, se secan y acaban cayendo de los de los árboles; nuestras constantes vitales también se adaptan al cambio climático.
Los poetas han descrito al otoño, como una estación propensa a los cuadros depresivos, al compararla con «un caminante melancólico y gracioso que apenas sabe divertirse y camina solemnemente hacia el invierno”.
Otros autores más taciturnos la han comparado con el envejecimiento de las personas qué, paulatinamente, van caminando hacia el final de su existencia. Sí, el otoño es la estación en la que las personas, como las hojas de los árboles de hojas caducas, tienen como tramo final su cambio de color, su caída y extinción: su muerte.
En el otoño vivimos un poco de prestado; con el vigor que nos proporcionó el verano. Sí, siendo realistas y pensando de forma positiva, «El otoño nos proporciona madurez».