POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El pasado 5 de agosto publicaba Elisa Gómez una preciosa foto de la desembocadura de la ría de Colunga en la playa, que muchos dicen o decimos de La Griega, con sus caprichosos meandros que, siempre de forma imprevista, cambian de figura según la intensidad de las mareas y el arrastre de la resaca.
¡Cuéntenos cosas de la playa de La Griega!, me dijo la artista fotógrafa.
Y de repente, sin mediar reflexión alguna, «visualicé en mi memoria» (¡qué cursilada acabo de escribir, pero me gusta!), la TORTILLA A LA CABAÑA DEL MAR.
Allá por la década de 1930, y antes de la guerra civil, Isaac Suárez, hombre polifacético y empresario innovador, fundó en las proximidades de la playa colunguesa el PABELLÓN BISKRA como lugar de música, baile y folixa de juventud. Algo así como un «avance» de aquellas discotecas que muchos años después causaron furor en los jóvenes.
Vino la guerra y BISKRA, como tantas cosas, se fue al garete. Isaac siguió en su empeño musical y llevó alegría y cantares a «les romeríes de pueblu y de prau» con sus altavoces «El Risueño».
El Pabellón quedó en «cuatro piedras».
Durante la alcaldía de don Hernán Pérez Cubillas, y por su iniciativa, se retomó aquella idea del pabellón, pero orientándolo hacia el servicio de hostelería en favor de una futura realidad turística. Así nació LA CABAÑA DEL MAR en la década e 1950.
Y nació, vivió y vive con éxito hostelero.
Hemos recordado el «qué», recordemos también a «quiénes».
Alvaro Martínez Loy y su esposa Carmen regentaron durante muchos años La Cabaña del Mar.
Álvaro era un gran profesional en su atención al cliente y Carmen una cocinera excepcional. Sus croquetas o buñuelos de patata, su pollo guisado, su merluza rellena… eran sorprendentes. Y su TORTILLA A LA CABAÑA DEL MAR, la excelencia de las sorpresas.
¿Cómo la preparaba?
Nunca pude saberlo con exactitud, pues era «secreto de la casa».
Y si rica y sabrosa estaba al aire y sal del oleaje, tan gustosa era cuando, después, Álvaro regentó el Hostal Costa Verde (hoy desaparecido).
Yo, imitando y recordando esa invención colunguesa, la preparo así:
Cuajo una tortilla de patata (con cebolla) al modo acostumbrado y, ya templada, la divido horizontalmente en dos mitades.
Unto la base inferior con una fina capa de mayonesa y coloco sobre ella unas lonchas de jamón serrano, delgadas, pasadas vuelta y vuelta por la sartén.
Coloco encima la otra mitad de la tortilla, unto con un poco de mayonesa y decoro a mi gusto. Hoy lo hice con dos rodajitas de tomate, un poco de jamón y unas aceitunas.
Estoy seguro que Carmen y Álvaro, desde el cielo, me sacarán tarjeta roja por mi osadía; pero la verdad es que me salió riquísima. También me reñirá Elisa Gómez por esta pésima foto, pero… «ye lo que hay».
¡Feliz verano… o lo que sea!