POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE XIXONA (ALICANTE)
D. José Belda Domínguez vino al mundo en la ciudad valenciana de Bocairent el 11 de agosto de 1890. Fue en esta ciudad donde aprendió las primeras letras y se despertó su vocación sacerdotal.
Tras realizar su carrera eclesiástica en Valencia cantó su primera misa el 1 de abril de 1914 en la iglesia Parroquial de la Santa Cruz de Valencia. Durante sus primeros años desempeñó sus funciones sacerdotales por diferentes parroquias de la provincia de Valencia.
En 1922 fue trasladado a la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Penáguila. Allí comenzaría a recoger fósiles por el campo llegando a conseguir una importante colección de carácter comarcal.
Sin embargo, será su llegada, a finales de 1925, a la parroquia de Torremanzanas, cuando se despierte su afición por la arqueología. Poco a poco comienza a realizar diferentes prospecciones arqueológicas por los alrededores de la villa y a principios de 1926 descubre su primer yacimiento: el penyò del Comanador, al que rápidamente siguió el hallazgo de unos fondos de cabañas (silos prehistóricos) en diferentes puntos del casco urbano.
En agosto de 1927 realizó unas excavaciones en el yacimiento de la villa Edelmira, conocida popularmente como la Foya de Cortés. Con el material que va consiguiendo de sus prospecciones y primeras excavaciones arqueológicas crea un pequeño museo en el salón rectoral de la Casa Abadía de Torremanzanas.
Rápidamente amplió su campo de actuación hacia la vecina ciudad de Xixona. En la primavera o en el verano de 1928 prospectó el yacimiento ibérico de la Solaneta de Nutxes. Su estudio verá la luz en tres artículos publicados en el periódico La Voz de Levante en julio y agosto de dicho año.
En septiembre de 1928, y gracias a la ayuda de unos labriegos, descubre la cova de la Barsella.https://www.marqalicante.com/contenido/publicaciones/pub_30.pdf Allí realiza su primera gran excavación entre finales de 1928 y 1930. Sus hallazgos fueron publicados en dos memorias descriptivas enviadas a la Junta Superior de Excavaciones.
En 1931, con la llegada de la República, y ante un cierto clima de tensión producido en Torremanzanas decidió trasladarse a la capital provincial. Fue adscrito a la Iglesia de Santa María, haciéndose cargo de una antigua capellanía. Con él, marchó de Torremanzanas su amplia colección de piezas arqueológicas. El 30 de diciembre de ese mismo año donó todos sus fondos a la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, quien desde 1924 estaba recabando materiales para fundar un museo.
El 17 de enero de 1932 el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, ante el presidente de la Diputación y el presidente de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos inauguró el Museo Provincial. Institución que nació con dos secciones: una de Arqueología y otra de Bellas Artes. A finales de 1933 Francisco Figueras Pacheco propuso que el padre José Belda fuera nombrado Director del Museo, sin embargo no existió un acuerdo entre la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos y la Diputación Provincial. A mediados de 1934 se hace evidente el desacuerdo existente entre el padre Belda y el presidente de dicha comisión, José Guardiola por las irregularidades cometidas por el primero en la gestión de los permisos oportunos para la realización de excavaciones. Ello provoca la dimisión de José Belda como vocal de dicha comisión.
El 20 de febrero de 1935 la Comisión Provincial Gestora decide nombrar a Joaquín de Rojas, director-conservador del Museo Provincial, con carácter honorario y gratuito. Finalmente la institución provincial se decide a sacar a concurso la plaza, que es lograda por Joaquín de Rojas. Éste tomó posesión de su cargo el 30 de septiembre de 1935.
Durante la Guerra Civil el padre Belda realizó tareas sacerdotales en diferentes parroquias de la ciudad de Alicante. Por su parte, José Rojas, a comienzos del conflicto bélico fue destituido de su cargo de Director del Museo y encarcelado por el gobierno republicano, debido a su ideología falangista.
Tras la contienda el padre Belda regresó a Torremanzanas el 23 de abril de 1939 siendo recibido en olor de multitudes. Sin embargo, su estancia en la parroquia de Santa Ana iba a ser más bien corta, unos tres meses.
También regresó a Alicante José Rojas, quien tomó posesión de nuevo del cargo de Director del Museo Provincial, encargándose como primera misión del diseño de un nuevo proyecto museológico. Posiblemente el padre Belda movería sus contactos para formar parte de este nuevo y apasionante proyecto y así fue nombrado subdirector del museo. Es por ello por lo que abandonaría de nuevo Torremanzanas y se trasladaría a la capital provincial.
A finales de 1940 la salud de José Rojas empeora por lo que pide una excedencia voluntaria del cargo de Director del Museo. El 17 de septiembre de 1940 la Comisión Gestora de la Diputación Provincial le otorgó el permiso por cinco años, pasando a realizar sus tareas el subdirector, el padre Belda.
El padre Belda encaminaría todo su esfuerzo para crear un nuevo montaje expositivo, que culminaría a principios de 1943. En el nuevo Museo sólo podía tener cabida la arqueología, pasando todos los fondos de la antigua sección de Bellas Artes a despachos y pasillos de la Diputación Provincial. El eje central de la muestra sería una reproducción de la dama de Elche y la época ibérica sería la protagonista. A pesar de ello quiso que la nueva institución enseñara los objetos más significativos de todos los periodos históricos, desde la Prehistoria hasta la época moderna. Para la época medieval reservó un pequeño espacio, que había que ocupar. Posiblemente sería ahora cuando se planteara la excavación de parte del castillo de la Torre Grossa de Xixona, que conocía debido a su estancia como párroco de Torremanzanas desde 1925 a 1931.
El Ministerio de Educación Nacional el 22 de noviembre de 1943 reconoció a la institución alicantina su condición de Museo y nombró como director al padre Belda. Al finalizar los cinco años de excedencia José Rojas solicitó el 11 de mayo de 1945 su reingreso como Director del Museo, sin embargo eso nunca ocurrió.
A la espera de la inauguración oficial del Museo Provincial el padre Belda se dedicó a incrementar sus fondos, aunque no se modificó sustancialmente el diseño previsto.
El 28 de mayo de 1949 el Almirante de la base naval de Cartagena, en representación del Ministerio de Educación Nacional, reinauguró el Museo.
Aunque el futuro pudiera verse como esperanzador no lo fue, debido a que la Diputación Provincial no confiaba en el papel que pudiera llevar a término como gestor del museo el padre Belda, que había sido nombrado por el ministerio. El padre Belda sentía verdadera pasión por excavar y sentir el contacto directo con la naturaleza. En cambio rehuía de las labores de despacho que el cargo conllevaba y que tan necesarias eran en aquel momento cuando la institución museística arrancaba el vuelo.
A finales de 1950 la Corporación Provincial abrió un expediente al padre Belda por dejación de sus funciones e irregularidades cometidas en la administración de permisos. Sin embargo, en vez de corregir su conducta el padre Belda hizo caso omiso a las órdenes cursadas por el presidente de la Diputación. Ante la imposibilidad del presidente de la Corporación Provincial de cesar a un cargo nombrado por el Ministerio adoptó una medida drástica y traumática. El 7 de julio de 1952 decidió cerrar el Museo. Verdaderamente, la institución provincial deseaba mantener el museo, pero siempre y cuando tuviera una Dirección ocupada mediante oposición. A pesar de los múltiples intentos que se realizaron para que el padre Belda dimitiera éste no lo hizo, interponiendo múltiples recursos ante el Ministerio ante su disconformidad con el nombramiento de Director Honorario y la concesión de una pensión anual de cierta cuantía. Finalmente la plaza fue otorgada por oposición el 24 de noviembre de 1965 a Enrique A. Llobregat Conesa.
Tras sufrir un accidente en la década de 1960 su salud se resistió y finalmente pasó a vivir al hospital de los sacerdotes en Quart de Poblet donde fallecería en 1969.
El padre Belda posee una calle en el barrio de la Sagrada Familia de Xixona en las proximidades de la ermita de San Sebastián.
BIBLIOGRAFÍA.
GARRIGOS SIRVENT, Bernardo, «El padre Belda y la excavación del castillo de Xixona», Xixona, clau del Regne, Alicante-Xixona, MARQ y Ajuntament de Xixona, 2011, págs. 12-19.