POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CÁCERES
En primer lugar me gustaría felicitar a los miembros de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y a todos los que han colaborado en la magnífica adaptación, restauración y puesta en valor del palacio de los Golfines de Abajo, uno de los palacios más emblemáticos y bellos de la Ciudad Monumental de Cáceres. Hemos de señalar que la propia Tatiana, propietaria del mismo, fue la impulsora del proyecto y fue la que empezó su rehabilitación con un cariño encomiable.
Con la gran idea de la apertura al público se han conseguido aumentar los recursos patrimoniales, culturales y turísticos de la ciudad, y ello redundará en una mayor estancia de nuestros visitantes por lo que se aumentarán las pernoctaciones y será beneficioso para la economía cacereña.
El Palacio de los Golfines es el de mayores dimensiones de toda la ciudad antigua, ocupa el espacio de veinte casas y destaca por su magnífica conservación y belleza. Particularmente considero que tiene la fachada más hermosa de la Ciudad Monumental Cacereña.
Cuando Cáceres empezó a considerar el turismo como una fuente importante de ingresos para la ciudad es curioso que la fachada más representativa de Cáceres para la atracción de turistas era la de la Casa del Sol; en aquella época había que vender “sol y playa” aunque se estuviera en el interior.
El palacio de los Golfines de Abajo fue construido por la rama de los Golfín que acompañaron a Alfonso IX de León en la reconquista de la ciudad asentándose en la misma. Su construcción es una mezcla de los estilos Gótico, Renacentista y Plateresco, algunos autores lo comparan con el Palacio de Monterrey de Salamanca.
Alonso Golfín consiguió que los Reyes Católicos le concedieran la autorización para la fundación de un mayorazgo a favor de su hijo Sancho de Paredes Golfín, que fue el Camarero de Isabel la Católica. El mayorazgo poseía tierras y casas de una gran valía, entre ellas la conocida como la casa solariega de los Golfines de Abajo.
Las obras de construcción del Palacio se realizaron en dos fases, la primera alrededor de 1510 sobre el asentamiento de la casa paterna de los Golfín y la segunda, cuando Sancho de Paredes Golfín, que se casó con Isabel Coello, se retiró de la vida de la corte y terminó de construirlo para vivir en él.
En la actualidad el Palacio es la unión de dos estilos muy distintos, la Casa-Fortaleza, tan propia en el Cáceres del siglo XV, para defenderse de los ataques de otros nobles y el Estilo Humanista, tan característico del siglo XVI. Del primero despunta la torre de la derecha, desmochada y restaurada, con dos matacanes defensivos sobre tres canes. Del segundo resalta la torre de la izquierda rematada en una crestería plateresca de flameros, dragones o grifos enfrentados que recorre la torre y la fachada.
La fachada principal, de la primera década del siglo XVI, está compuesta de un cuerpo central de sillería y las dos torres laterales señaladas anteriormente. El cuerpo central posee puerta de medio punto adovelada y un triple alfiz con moldura y decoración vegetal. La ventana superior es geminada con un mainel de mármol con capitel jónico y encima el escudo de los Reyes Católicos y una cruz.
(Continuará)