POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Mi localidad tiene un paraje encantador, situado al sur de su término municipal, lindando con terrenos del vecino pueblo de Archena. A él se accede por el camino vecinal del «Barco viejo» que nos une con la estación de ferrocarril de esa localidad contigua. En ese trayecto se pueden contemplar fortificaciones y lugares emblemáticos , tales como: «El Gurugú»; «El Golgo»; «El Cabezo Cortao»; «El paraje del Barco Viejo»; «La Sardina»; «La Morra» y «El Salto Hidráulico».
Las autoridades locales han conseguido construir un paseo fluvial en la orilla izquierda del río Segura. Dicho paseo tiene su comienzo en el límite entre Ulea y Ojós, a la altura del «Salto de la Novia», en el lugar en donde está enclavado el poblado tardo romano.
Desde allí se parte para recorrer dicho paseo ribereño con frondosas alamedas, hasta su término en el paraje de «El Parque o Jardín». Dicho paseo, de unos tres kilómetros y medio, está acompañado de un carril bici que utilizan todos los amantes del ciclo turismo.
El paraje del Parque, es una verdadera reserva de la humanidad. Sus árboles variados y frondosos a los que acompañan alamedas de flores variopintas, le dan un aspecto similar a los de los cármenes andaluces en donde todos los patios y callejas están engalanados con bellas flores. De ahí que para los vecinos, ir al parque es como acudir a un jardín: «El Jardín».
En el centro de dicho paraje, verdadero pulmón de la comarca, se encuentra el majestuoso palacete de los marqueses de Perignac o Perinat (1) y varias casas rurales.
Este Jardín, es un lugar típico para los habitantes, ya que desde tiempo inmemorial es el punto de encuentro de los jóvenes y los mayores, tras la célebre romería de «La Pascua de Mona».
Dicho vergel, aledaño al río Segura, es lugar de relax e inspiración para músicos, pintores, escultores y escritores que con inusitada frecuencia se dan cita en ese paraje: nuestro Parque; nuestro Jardín.
(1) Titulo nobiliario español creado el día 6 de marzo del año 1893, por el rey Alfonso XIII, durante su minoría de edad, por la reina regente María Cristina de Habsburgo y Lorena, a favor de Doña María del Carmen Terry y Dorticós, viuda de Guillermo de Perignat y Ochoa. Dicho palacete pertenece, desde el año 2006, a. Guillermo Perignat y Carvajal.