POR F. CORTÉS CORTÉS Y MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Transcurría el año 1917, Gerardo Ramírez Sánchez, desde La Roca de la Sierra, escribía una fecunda crónica de una celebración vivida en la finca Morante de San José con ocasión de la festividad del Patrocinio del esposo de la Virgen María, que entonces se celebraba el miércoles de la tercera semana de Pascua, ese año el 25 de abril, en la hacienda de los cristianos, virtuosos y caritativos señores Thomas. Durante la mañana, decía la crónica, se dijeron misas para aquellos que sus ocupaciones les prohibían asistir a los actos religiosos. Ciento cuarenta y cuatro fieles confesaron y comulgaron en aquella memorable mañana. A las once dio principio la solemne misa celebrada por el señor párroco de Montijo, don Juan Pérez Amaya, ayudado por los señores párrocos de La Nava de Santiago y La Roca.
Un coro de jóvenes formado por las señoritas Pilar Ramos, Crescencia Polo, Isabel Villares, Isabel Gutiérrez, Laura Rodríguez e Isabel Campos, cantaron la misa de manera admirable, bajo la dirección de profesora de música de Montijo, doña Rafaela Guisado. Durante la misa tan distinguida maestra cantó varias coplas a San José, demostrándonos sus grandes condiciones en el difícil arte del canto. Después del evangelio del día, el muy ilustre don Juan José Fernández y Sánchez Solana, canónigo de la Catedral de Badajoz, dejó oír sus sabias palabras en medio del silencio y religiosidad de los fieles. Después de hacer el panegírico del Santo Patriarca San José, padre putativo de Jesús, de manera elocuentísima, decía el cronista, como solo puede hacerlo la sabiduría y talentos del señor Solana, pasó a explicar los favores que podemos recibir del Santo, si, como hoy, acudimos diligentes a refugiarnos bajo los sólidos muros de esta capilla. Habló de aquel José de los faraones, hijo predilecto de Jacob, presentándolo como modelo. Después de la felicidad de los que viven en estos fertilísimos campos que ven a Dios en medio de su grandeza. Sois más dichosos, dijo el predicador, en tanto vuestra alma no se empañe, que esos valientes generales que asombran al mundo en singulares batallas que se libran en los rojos campos de Europa. En alusión a tiempos de confrontación y belicismo de la I Guerra Mundial.
Después de la función religiosa se admiraron las preciosidades que encierra el hermoso parque, obra del inteligente Francisco Antolín, quien una vez más ha demostrado reúne muy preciadas dotes de artista consumado. Luego los invitados pasaron al amplio comedor de la casa, donde fue servido un banquete por la familia Thomas. Terminado el banquete, la juventud pasó al salón de baile. Otros jugaron al tresillo y todos, en fin, procuraron pasar alegres y distraídos los cortos momentos que separaban de la hora en que estaba anunciada la procesión del Patriarca. Antes de ella se rezó el Rosario, y luego salió el Santo en medio del orden, devoción y respeto. Durante el recorrido se cantaron coplas al Santo Patriarca, en medio de aclamaciones de los fieles. Presidió la procesión el párroco de Montijo. Don Joaquín Thomas, aficionado a la fotografía, impresionó varias placas durante la procesión. Terminaba el cronista felicitando efusivamente a don Ruperto, doña Josefa y don Joaquín Thomas, distinguidos dueños de Morante por el acto celebrado el día del Patrocinio de San José. Con tal motivo, Gerardo Ramírez Sánchez listaba a varios de los más destacados asistentes, entre los que se encontraban don Lisardo Sánchez y señora; don Manuel y don Antonio Guzmán, médico y abogado de Campanario; señorita Luisa Barbaño de Montijo; Trinidad y Emilia Thomas; don Juan y don Francisco Gragera de La Nava de Santiago; señorita Inés Donoso de La Roca y don Federico Thomas de Montijo, entre otros. Un año antes de esta festividad del Patrocinio de San José, don Ruperto y doña Josefa Thomas fueron nombrados mayordomos de Ntra. Señora de Barbaño, Patrona de Montijo.
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