POR RAFAEL ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLACASTÍN (SEGOVIA)
Llamó poderosamente mi atención la entrevista realizada a D. Román Krznaric en el periódico “El Español” el 30 de mayo pasado. Y creo que comprenderán por qué. El aludido, filósofo australiano, publicaba el ensayo titulado “El buen Antepasado. Cómo pensar en un mundo cortoplacista” en el que, resumiendo, propone pensar a largo plazo en éste mundo de plazos muy cortos. En concreto sostenía que era necesario planificar a siete generaciones vista y a tal pensamiento lo denominó “El Pensamiento catedral” en el que alaba el mérito de los antepasados que iniciaron obras que no verían terminar y que supusieron un extraordinario bien para los descendientes. En Villacastín tuvieron, en el primer tercio del siglo XVI, “un pensamiento catedral”, pero también en Segovia, en Salamanca…etc. Me explico: Inician la construcción de una iglesia cuyas condiciones de construcción comprendían que debía de dar cabida a la población que tendrían hasta treinta años después, partiendo de 5000 almas de confesión. Estos fueron buenos antepasados, porque siendo conscientes de que no verían finalizar la obra, pensaron en las generaciones futuras. A lo largo de más de un siglo graves problemas y dificultades se sucedieron pero tras tozuda insistencia, la obra cuatrocientos noventa y dos años después de iniciada, sigue maravillando a cuantos la visitan y ninguna otra obra posterior en la Villa, ha conseguido hacerle sombra.
La actualidad no parece propicia para ésta teoría dado que se piensa con urgencia e inmediatez buscando el beneficio inmediato si bien, cada vez son más las voces que reivindican una nueva mentalidad basada en la visión a largo plazo. Como ejemplo, “la Agenda 2030” promovida por la ONU en junio de 2018 para el desarrollo sostenible, que sirva para erradicar la pobreza, protegiendo al planeta sin comprometer los recursos.
Personalizando a los “buenos antepasados” en Villacastín, que en momentos de esplendor económico pensaron en un futuro lejano ¿tiene en cuenta la generación actual el legado para siete generaciones próximas?
Hay algunos ejemplos que no permiten pensar en un futuro con esperanza. Hacia el año 2000 hubo según parece el proyecto inmobiliario, de convertir una zona comunal en una urbanización para construir 30.000 viviendas en torno a una universidad privada. Desconozco si llegó a tener un proyecto o fue algo más que una conversación de café, pero hubiera destruido una gran zona arbolada, histórica, de buenos pastos que facilitan la supervivencia de la ganadería, que sigue teniendo importante para la villa y en definitiva un paisaje extraordinario e irrepetible que disfrutamos muchas generaciones.
Hace unas semanas el Ayuntamiento ha llevado a cabo la tala de un buen numero de viejos arboles en la salida del pueblo por la carretera de Ávila, para urbanizar la superficie donde aquellos llevaban más de 60 años ¿estaban enfermos? ¿…? ¿Plantaran nuevos árboles para gozo de las generaciones futuras? Sería bueno informar para no causar alarma, confusión y disgusto.
Los edificios donados al pueblo por una fundación (la Obra Pía) y El Palacio, por una familia, son patrimonio histórico, de interés cultural con uno y varios siglos de historia respectivamente ¿se restaurarán para ser útiles o se dejaran perder?
Hay ejemplos de futuro que prestan grandes servicios como la Escuela de Baile Yerbabuena, bien cultural inmaterial de innegable interés ¿Se le ha prestado suficiente apoyo dado la importancia que representan?
¿Por qué no es posible crear un grupo de guías preparados para explicar a visitantes y turistas nuestro rico patrimonio en lugar de lo expliquen personas ajenas al municipio?
En 1942 Villacastín tenía banda de música y otros pueblos más pequeños y con menos desarrollo potencial que el nuestro las han creado ¿Sería tan complejo contratar a un profesor de música que impartiera clases, pudiera tocar un órgano en la iglesia y formar una banda propia? Esto sería de futuro con evidentes resultados de formación, culturales…pero los resultados se verían a varios años y habría que invertir, como nuestros antepasados lo hicieron con las clases nocturnas y en la enseñanza.
Es verdad, para ser justos, que el Ayuntamiento ha destinado dinero para la restauración del San Francisco de Salzillo y para la ermita de la Vera Cruz y ello le honra, pues ha defendido en estos casos el patrimonio.
Me temo que imperan la urgencia y las prisas, conseguir dinero del ladrillo a costa del patrimonio, ya en muchos casos irrecuperable. Los políticos acometen aquellas obras o actividades que creen que les proporcionarán votos en las próximas elecciones y reiteran lo que a sus predecesores les dio “popularidad”, engañosa, pues algunas de las actividades que apoyan y subvencionan son pan para hoy y hambre para mañana. Quienes dirigen la sociedad local tienen obligación de pensar a largo plazo, pueden no tener conocimientos especializados pero hay organismos autónomos y provinciales con personal muy preparado y dedicado al patrimonio, vecino y foráneo, que pueden asesorar y ayudar.
En éstos días la empresa que desarrolla la rehabilitación del antiguo Parador de Turismo y de la finca Perella, aneja a aquel, han metido la excavadora destruyendo los últimos vestigios del esquileo que albergó ya en el siglo XVI, causando el horror y el desconsuelo de quienes lo conocían y apreciaban. Quiero pensar que han actuado con engaño y con la política de hechos consumados. Espero que la Dirección de Patrimonio de la Conserjería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Castilla y León lo investigue y si hubieran cometido delito contra el Patrimonio, tomen las medidas que figuran en la Ley. Estos días ha aumentado nuevamente “el patrimonio perdido”, ha triunfado la mala fe, el ansia de enriquecerse a cualquier precio y ha fallado el control inmediato de las personas que tenían la obligación de protegerlo para las generaciones venideras.
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(*) Cronista Oficial de Villacastín.
FUENTE: https://www.eladelantado.com/opinion/tribuna/el-pensamiento-catedral-y-villacastin/