POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Desde finales del siglo XVII, hasta la segunda década del siglo XX, existía en mi localidad la figura del “Personero Público”, equivalente a los actuales “defensores del pueblo”. Estos personeros públicos, que estaban supervisados por el “Diputado Síndico Común, de la Región de Murcia”; fueron potenciados bajo el reinado de Felipe V.

El primer nombramiento de personero público local, recayó en la persona de Thomas Pay Pérez (hermano mayor del teniente cura del pueblo, Juan Pay Pérez), que tenía como una de las misiones primordiales controlar a los alfareros; tanto los del pueblo de  cómo a los vendedores ambulantes de otras comarcas, para que a la hora de fabricar los cántaros para los aguadores, vinateros y aceiteros tuvieran la capacidad autorizada y exigida, de esa forma, evitar la manipulación y estafa a los compradores-

El personero detectó en cierta ocasión que los alfareros industriales habían manipulado estos recipientes y, por consiguiente, al reducir el tamaño de los cántaros, disminuía la cantidad de líquido en su interior. Este fraude fue detectado a tiempo y, el personero lo puso en conocimiento del “Diputado Síndico Común” quien impuso la sanciónes correspondientes, más el pago del agravio contraído.

En  el día 2 de septiembre del año 1642, el personero público de Su Majestad, mandó cumplir la Ordenanza del régimen de alfareros y aguadores y, ratificado posteriormente en el año 1693, con el fin de que dichos alfareros fabricaran los cántaros de dos tamaños; de seis y de cinco “azumbres” (cada azumbre, unidad de medida de los líquidos, equivale a dos litros y ocho azumbres es la capacidad de una cántara).

Puesto en conocimiento de las autoridades del Ayuntamiento, en el día 25 de dicho mes de septiembre de 1642, se les obligó a que los alfareros llevaran, en el exterior, junto al asa, la marca bien visible, con la capacidad de azumbre de cada cántaro.

Con estas advertencias, el personero local, fue visitado por el Diputado Sindico del Común Juan Josep de la Reguera, acompañado de su secretario Diego Antonio Callejas, para qué, en unión del Sindico (1), hicieran la medición de la capacidad de los cántaros, con el fin de averiguar si existía perjuicio o engaño en los azumbres que contenía.

(1) Mi pueblo ha tenido Síndicos de gran prestigio; entre los que se encuentran: Antonio Tomás Sandoval, desde 1890 a 1898 y todo el año 1905. Damián Abellán Miñano, año 1898 y 1904. Casto Abellán Ramírez, año 1901. Blas Carrillo Benavente, año 1902 .Juan de la Cruz Abenza Ruíz, año 1903. Juan Susarte Requena, años 1906, 1907 y 1908. Francisco Tomás Ramírez, año 1909.  Ernesto Carrillo Melgarejo, años 1910 y 1911.