GRACIAS A LAS INVESTIGACIONES ENTRE OTROS DE MANUEL POGGIO CAPOTE, CRONISTA OFICIAL DE SANTA CRUZ DE LA PALMA, SABEMOS QUE EL PRIMER ESTUDIO DE LA PALMA SE INAUGURÓ EN SU CAPITAL EN 1865
Miguel Brito Rodríguez (S/C de La Palma, 25 de septiembre de 1876-S/C de Tenerife, 24 de mayo de 1972) fue pionero de la fotografía y el cine en Canarias. Y aquellos que se dedican al séptimo arte en las islas en el siglo XXI deben saber quién fue y cuál ha sido su trascendencia.
El 28 de diciembre de 1895 los hermanos Lumière, Louis y Auguste, proyectaron las diez primeras películas de la historia en el salón Indien del Grand Café de París, ubicado en el número 14 del bulevar de Los Capuchinos. El resto es historia. Dos años, dos meses y dos semanas después se llevó a cabo la primera proyección cinematográfica en Canarias, que data del 13 de febrero de 1898, fecha en la que Miguel Brito exhibe una serie de películas proyectadas en una pantalla con el cinematógrafo Lumiére, adquirido en La Habana, en los bajos del Círculo Mercantil, concretamente en el salón El Electrón, de la capital tinerfeña.
La Opinión del 15 de febrero de 1898 dice textualmente: «Continúa siendo muy visitado por el público el Salón de variedades que D. Miguel Brito Rodríguez tiene instalado en los Salones bajos del Círculo Mercantil, donde inauguró el Domingo último el aplaudido Sinematógrafo Lumiere [sic]. Todas las noches el espectáculo se divide en tres secciones, en cada una de las que se representan distintas escenas animadas, serias y cómicas obtenidas por la luz eléctrica». La noticia hace hincapié en los dos títulos que más han concitado la atención del público (Los siete pasos de la Pasión de Jesús y La noche toledana) y en el precio de la entrada («los precios para cada sesión parecen al público algo elevados, dado que son de 1,50 pesetas»).
Las proyecciones en el Círculo Mercantil se prologaron durante cinco días, como atestiguan los artículos publicados en La Opinión y Diario de Tenerife. La Opinión, del 18 de febrero de 1898, publicaba: «Anoche se vio favorecido por un numeroso público, el Salón de variedades, establecido en los bajos del Círculo Mercantil. El espectáculo ofrecía muchas novedades representadas por el cada día más aplaudido, Cinematógrafo Lumiére, pero las que más agradaron al público fueron La llegada del tren, Escuela de equitación, El cazador, y otras varias». El texto especificaba los precios: 5 pesetas para 5 personas, una peseta y media por persona y media peseta para los niños.
El Diario de Tenerife del 1 de marzo de 1898 informa de que se concede a Miguel Brito el teatro de S/C de Tenerife para cinco sesiones de su cinematógrafo Lumière y se le autoriza a «que instale provisionalmente en el edificio la luz eléctrica, exigiéndole una fianza de 200 pesetas para responder de los desperfectos que puedan ocasionarse». Tras la concesión del pertinente permiso, el 19 de marzo de 1898 exhibió una serie de imágenes en movimiento en una pantalla en el hall del teatro municipal (hoy Teatro Guimerá), siendo la primera vez que se empleaba la luz eléctrica en el coliseo capitalino. El Diario de Tenerife, del 18 de marzo, simplemente anunciaba: «Mañana a la noche empezarán en el teatro las sesiones del Sinematógrafo [sic], para la cuales se ha hecho en el local una instalación especial de alumbrado eléctrico».
Hay que aclarar que la errata de publicar «sinematógrafo» en vez de «cinematógrafo» proviene de la propia tarjeta de invitación que Miguel Brito envío a la prensa de la época. La concurrencia a las diferentes sesiones fue notoria tal y como refleja el Diario de Tenerife, del 21 de marzo de 1898: «A las sesiones del sinematógrafo [sic], anteanoche y anoche en el teatro, ha acudido bastante concurrencia á butacas y galería. Sólo los palcos han estado poco favorecidos».
Conviene reseñar que el alumbrado público había llegado a la capital tinerfeña pocos meses antes, el 7 de noviembre de 1897, siendo la cuarta ciudad canaria con luz en sus calles tras S/C de La Palma (1893), La Orotava (1894) y Arucas (1895). En este sentido, La Opinión, del 8 de noviembre de 1897, plasma en sus páginas que «la población ha mejorado muchísimo su alumbrado y calles como la del Castillo y Luz, y plazas como la de La Constitución, Alameda de la Libertad y otras, ayer casi obscuras por su alumbrado deficiente é incompleto [antes era de aceite o petróleo] ofrecen hoy un magnífico golpe de vista».
Fonógrafo y cronofotógrafo
Miguel Brito fue un hombre inquieto y atento a todas las novedades técnicas de finales del XIX. Un año antes, en 1897, ya había presentado a la sociedad canaria el kinetoscopio, considerado el precedente inmediato del cine y el fonógrafo. En 1897, un joven Miguel Brito, adquirió en un viaje a Cuba un kinetoscopio y un fonógrafo que provocaron gran curiosidad en las islas. El kinetoscopio de Thomas Alva Edison permitía ver películas de pocos segundos a través de un visor, de forma individual.
El Liberal de Tenerife del 12 de abril de 1897, le dedica quince líneas que llevan el título de Panorama: «Ha llegado à esta Capital D. Miguel Brito Rodríguez con objeto de exponer al público el Kinetoscopio, último invento de Edisson [sic]. Por medio de este nuevo aparato se ven escenas al natural copiadas por fotografía, movimientos, etc. Es un maravilloso invento que ha causado sensacion [sic] en todas las poblaciones donde se ha expuesto y que aqui [sic] podrá admirar el público, en la parte baja del Círculo Mercantil. Tambien [sic] se expondrá allí un perfecto Fonógrafo Edisson [sic], con nuevo y escogido repertorio».
Esta presentación a la sociedad canaria se prolongó durante nueve días alternativos. Así podemos leer en La Opinión del 28 de abril de 1897, las impresiones de un periodista anónimo: «Invitados por D. Miguel Brito Rodríguez, tuvimos anoche ocasión de admirar el kinetoscopio de Edisson [sic], que tiene instalado para el público en el Círculo Mercantil. Prodigioso es el invento del electricista americano y en el vese [sic] con exacta fidelidad, las aptitudes y movimientos de las figuras que representa la fotografía iluminada. El público sigue acudiendo en gran número á la exposición de dicho notable kinetoscopio, en el que se representa todas las noches una escena distinta. El Sr. Brito también tiene instalado en el Círculo un perfeccionado fonógrafo».
Otro de los inventos que ofreció a la sociedad isleña de la época fue el cronofotógrafo, otro de los precedentes de cine. Este aparato reproducía un conjunto de imágenes de un objeto, persona o animal en movimiento. El Liberal de Tenerife del 8 de febrero de 1898, publicaba: «En breve, el Sr. Miguel Brito Rodríguez expondrá al público en los salones bajos del Círculo Mercantil de esa Capital, el precioso y acabado aparato de proyecciones Cromofotógrafo [sic], de Demeny que está siendo la admiración en todas las grandes capitales de Europa. Este aparato recientemente adquirido en los Estados Unidos es de lo más perfeccionado que se conoce».
Fotógrafos y dibujantes
La importancia de Miguel Brito no se reduce a su papel como pionero en la exhibición de flamantes aparatos técnicos que muestran imágenes en movimiento y encapsulan el sonido. Además fue uno de los primeros fotógrafos de las islas y nos ha legado 21.384 instantáneas (albergadas en el Archivo General de La Palma), tomadas entre 1898 y 1932, que glosan la historia de Canarias, y en particular de La Palma, mostrando la evolución de la sociedad palmera, por ejemplo, de cómo se pasó de usar tartanas a los primeros vehículos motorizados o las diversas ocupaciones laborales de la época, en su mayoría, hoy desaparecidas.
Gracias a la investigación de Manuel Poggio Capote, cronista oficial de Santa Cruz de la Palma; Antonio Lorenzo Tena, Gara Lorenzo Díaz y Víctor J. Hernández Correa publicada en el número 14 de la revista canaria de patrimonio documental Cartas Diferentes, bajo el título Arquitectura de la imagen fija: el gabinete fotográfico de la calle de la Cuna de Santa Cruz de la Palma (1865-1898), sabemos que el primer estudio de La Palma se inauguró en su capital en 1865, fundada por el gallego Santos María Pego y su socio palmero Aurelio Carmona López. El estudio estaba situado en la azotea del número 6 de la antigua calle de la Cuna de S/C de La Palma (hoy Almirante Francisco Díaz Pimienta).
En ese mismo lugar el polifacético Miguel Brito Rodríguez inauguró, tras una reforma del inmueble, en diciembre de 1898 su propio estudio, bajo la denominación Fotógrafos y Dibujantes, que puede considerarse el estudio fotográfico más antiguo de Canarias, y que forma un conjunto con su archivo de placas y sus libros de registro.
El primer piso se destinó a la vivienda de la familia Brito Rodríguez, donde Miguel Brito convivía con su padre Lorenzo Brito Pérez, su madre Rafaela Rodríguez, su hermano mayor Tomás y sus hermanas Rosario y Nieves. En el tercer piso se encontraban la sala de retratos y el laboratorio fotográfico. Este estudio es uno de los escasos ejemplares del siglo XIX conservados en España y Portugal, de tal manera que es uno de los nueve establecimientos fotográficos datados entre las últimas décadas del XIX y primeras del XX.
En 1900 fue nombrado fotógrafo de la Reina María Cristina, lo que le valió ser el fotógrafo oficial de la visita del rey Alfonso XIII a Canarias en 1906. A principios del XX la fotografía local disfrutó de cierto auge, gracias a la emigración, ya que las madres enviaban instantáneas de sus hijos a los padres que se encontraban en América. Hacia 1905 o 1906 se traslada a Los Llanos de Aridane, donde abrió otro estudio equipado con sala de retratos y cuarto oscuro en la calle Real. Permaneció allí hasta aproximadamente 1918, siendo probable que fuera el protagonista en 1909 de las primeras proyecciones cinematográficas desarrolladas de esta población. Desde Los Llanos supervisaba el taller de S/C de La Palma, cuya gestión quedó en manos de su hermana Rosario, mientras él se dedicó a recorrer la isla como «fotógrafo ambulancia».
A comienzos de la década de 1920, Miguel Brito abandonó La Palma para instalarse en S/C de Tenerife, donde trabajó como proyeccionista en varios cines como el Cine La Paz o el Cine Parque Recreativo, ambos desaparecidos.
Las últimas fotografías consignadas en los libros de registro del taller de la capital palmera datan del 25 de diciembre de 1932 (como reseña el libro de contabilidad K, que alberga el Archivo General de La Palma). Año en que se clausura definitivamente el estudio fotográfico Fotógrafos y Dibujantes.
Uno de los mayores tesoros que alberga el Archivo General de La Palma es una cámara de fotografías que data aproximadamente de 1895 y que perteneció a Miguel Brito, quien la empleó en el estudio Fotógrafos y Dibujantes. La cámara pertenece a la marca Ross London y fue fabricada en Londres. Su estado de conservación es bueno y todavía funciona. El cuerpo de la cámara es de madera de caoba, y en la parte posterior se sitúa el soporte para placas fotográficas.
El día que falleció Miguel Brito, el 24 de mayo de 1972, se exhibía curiosamente en el Cine La Paz, donde trabajó como proyeccionista, la película Una tumba para el sheriff. Ese año había en el área metropolitana de la capital tinerfeña 23 cines. Hoy solo hay 8 cines en todo Tenerife. El periódico La Tarde publicó el 29 de mayo de 1972, la noticia de su defunción bajo el título: «Ha muerto un gran difusor de la cultura». Se destacaba que dedicó toda su vida al cine y por eso se le conocía como don Miguel, el del cine.
En el 2002, el Ayuntamiento de S/C de Tenerife, por iniciativa de diversas entidades, le concedió una calle con el nombre de Cineasta Miguel Brito, ubicada debajo del parque de La Granja. Sin embargo, ha caído en saco roto la solicitud de que se coloque una placa en el hall del Teatro Guimerá que rememore la efeméride del 19 de marzo de 1898 y que tanto merece este testigo de excepción de los importantes cambios en la vida política, social y cultural de Canarias de finales del siglo XX y primera mitad del XX.
Fuente: https://www.eldia.es/ – Benjamín Reyes