ARTÍCULO EN EL QUE SE CITA A FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES.
Varios colectivos de Aldea Moret limpian y desbrozan calles y parcelas para llamar la atención sobre el abandono de este BIC.
Con las mangas de la camisa arremangadas y con una desbrozadora entre las manos, Francisco Luis López Naharro, Paco para los amigos, se pasó ayer la mañana plantando cara a las malas hierbas que se abren paso en el poblado minero. Nació aquí hace seis décadas y es una de la voces más reivindicativas de la lucha para que esta zona residencial de finales del siglo XIX se recupere.
Francisco es el vicepresidente de la Asociación Minas Aldea Moret (AMAM), uno de los colectivos del barrio que ayer organizaron una jornada participativa para limpiar y desbrozar calles y parcelas. La acción va más allá de los kilos de basura y vegetación retirados porque se trata de una llamada de atención para las administraciones. Quieren poner la lupa sobre el estado de abandono en el que se encuentra sumido el poblado, que fue declarado bien de interés cultural (BIC) y depende directamente de la Junta de Extremadura.
Además de AMAM, la operación de limpieza ha sido promovida por las asociaciones vecinales de Santa Lucía, Sierra de San Pedro y Primero de Mayo. A ellas se han unido también la asociación Sociocultural Aldea Moret, la comunidad parroquial de San Eugenio, la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA Extremadura), la Universidad Popular, Conyser y el Ayuntamiento.
«Queremos dejar decente el poblado y llamar la atención para que las autoridades tomen nota. En las visitas que organizamos la gente se queja porque la maleza no deja ver las edificaciones. Espero que, por el bien de todos, este patrimonio vuelva a brillar», señala López Naharro. «La restauración de este poblado es rentable porque se le pueden sacar beneficios. Tenemos material para hacer un museo», apostilla.
Pegada al edificio Embarcadero, esta particular zona residencial fue concebida como una ciudad jardín surgida al calor de la explotación de las minas de fosfatos. «Era un poblado muy bien diseñado. Tenía escuela, cantina, cines, iglesia, correos… Era autosuficiente. En un principio, las casitas con jardín se diseñaron para los jefes», detalla Fernando Jiménez Berrocal, cronista oficial de Cáceres, que ayer brindó un paseo guiado por la zona a todos los que participaron en la campaña de limpieza. «Tenemos un ejemplo vivo de un poblado del siglo XIX», destaca.
Con el paso del tiempo, el poblado acumula deterioro. Parte de maleza que ayer se retiró se encontraba en las parcelas de edificaciones en ruinas. A comienzos de este año AMAM alertó del riesgo de derrumbe de las casas abandonadas. Al ser preguntada por este diario, la Junta de Extremadura respondió que no hay ninguna actuación prevista en las viviendas ni se ha recibido ninguna solicitud a tal efecto.
Apenas nueve familias viven en el poblado. Son descendientes directos de mineros que han conservado el derecho de disfrute de las construcciones. La administración regional es la dueña oficial de todo el recinto. Montaña y Manoli Monroy son hermanas y viven en Santa Lucía. Si les dieran la oportunidad, cuentan, se comprarían una de las casas que hay vacías y la rehabilitarían. «Si lo arreglan, vendría más gente a pasear por aquí».
El poblado está pendiente de un ambicioso proyecto de restauración valorado en tres millones de euros que contempla, además, la reordenación de la zona con su adaptación al plan de urbanismo, ya que se trata de un suelo urbano no consolidado. Los vecinos, de hecho, tienen que costear la luz de las calles.
«El Ayuntamiento tiene que presionar a la Junta para que arregle el poblado», propone Arístides García, veterano líder vecinal de la zona.
Varios integrantes del equipo de gobierno municipal, además del alcalde, Luis Salaya, asistieron a esta jornada. María José Pulido, primera teniente de alcalde, apunta que la intención municipal es llevar a cabo en la zona proyectos de regeneración urbana. Los planes, por ahora, no están más definidos.
Desde ayer el poblado minero luce más limpio y aseado a la espera de su recuperación definitiva. Se talaron, además, ocho árboles debido a su mal estado con riesgo, incluso, de caída.
FUENTE: https://www.hoy.es/caceres/poblado-minero-saca-20210516101506-nt.html