JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES), HA INVESTIGADO LA INVERSIÓN QUE SE REALIZÓ PARA HACER POSIBLE EL PRIMER VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN A AMÉRICA
José Antonio Ramos Rubio ha investigado la inversión que se realizó para hacer posible el primer viaje de Cristóbal Colón a América con las tres carabelas que partieron en agosto de 1492, y comienza por negar la leyenda que se nos ha venido transmitiendo acerca del empeño de las joyas de la reina Isabel para financiarlo. De hecho, ningún cronista de la época cita tal hecho, ni Hernán Pérez del Pulgar, ni Andrés Fernández, ni Fernández de Oviedo, entre otros. Estas joyas las tenía empeñadas la reina en Valencia y Barcelona como fianza a una importante hipoteca.
Tampoco es creíble la otrora leyenda que sitúa en la corona de Aragón a San-tángel como actor directo en la ayuda económica del viaje colombino. Santán-gel era valenciano y de familia judía, no era aragonés y solamente actuó como tesorero en una operación financiera; fue cobrador de impuestos en Valencia y escribano de Fernando el Católico y contador de la Santa Hermandad, tal y como afirma Tarsicio de Azcona en el magnífico trabajo que ha publicado so-bre la reina Isabel la Católica.
Curiosamente, en las tres carabelas que zarparon rumbo a las Indias iban al-gunos extremeños, en concreto, nueve. De ellos, siete murieron en el puerto de la Natividad y solo Pedro, natural de Talavera la Vieja, y Juan Patiño, de Villanueva de la Serena, regresaron a España con Cristóbal Colón. Según se constata por un libro de cuentas de García Martínez y Pedro de Montemayor, que trata de las composiciones de bulas del obispado de Palencia de 1484 y se encuentra en el Archivo de Simancas, “dio e pago mas el dicho alonso de las cabeças por otro libramiento del dicho arçobispo que granada fecho V de mayo de XCII años (1492) a Luis de santangel escribano de ración del Rey nuestro señor e por el a alonso de angulo por virtud de un poder que del dicho escribano de ración mostro, en el qual estava inserto el dicho libramiento, dozientos mill maravedises en quenta de cuatrocientos mill que en el e vasco de quiroga le libro el dicho arçobispo por el dicho livramiento de dos quentos (dos millones) seiscientos cuarenta mill que ovo de aver en esta manera: un quento quinientos mill para pagar a don Isaac Abravanel por otro tanto que presto a sus Altezas para los gastos de la guerra, e el un quento ciento quarenta mill restantes para pagar al dicho escribano de ración en quenta de otro tanto que presto para la paga de las tres carabelas que sus Altezas mandaron yr de armada a las yndias, e para el pago de christoval colon que va en la dicha ar-mada, e mostro carta de pago del dicho alonso de angulo”.
Hay varias partidas de pago que encabeza Alfonso de las Cabezas, que era tesorero de la cruzada del obispado de Badajoz en 1490 y del obispado de Plasencia en 1492. Por tanto, cuando se inicia el viaje de Colón hacia las In-dias, Alfonso de las Cabezas se encontraba en Plasencia, así lo certifica el historiador franciscano Arturo Álvarez. Por tanto, la mayoría de los fondos reunidos para financiar el viaje colombino salieron de Extremadura.
Pero además Alfonso de las Cabezas tenía en Trujillo un gran amigo despla-zándose en 1492 a su muerte de 90 años, Luis de Chaves ‘El Viejo’ que se había casado con María de Sotomayor, hija del maestre de Alcántara don Gu-tierre de Sotomayor, de donde le venía la amistad; afecto que continuó con su hijo Alonso de Sotomayor, el heredero que también contribuiría en la financia-ción del acontecimiento colombino. El propio fray Arturo Álvarez considera que Alfonso de las Cabezas pudo conseguir tanto dinero de las limosnas que tenía reunidas como fruto de las bulas de cruzada que la Santa Sede concedía para ayudar a las guerras granadinas, en las que el propio santuario de Guadalupe aportó cuantiosa ayuda, joyas y ornamentos sagrados.
Fuente: https://www.grada.es/