POR JOSÉ RAIMUNDO NÚÑEZ-VARELA LENDOIRO, CRONISTA OFICIAL DE BETANZOS, MIÑO Y PADERNE (LA CORUÑA)
En el programa oficial de la Feira Franca Medieval de Betanzos dos Cabaleiros correspondiente al 14 de julio de 2014, publicamos el tercer trabajo de las Insignias Jurisdiccionales de la ciudad de Betanzos de los Caballeros: El Rollo, en el que dimos a conocer el foro que el ayuntamiento formalizó a favor de Francisco Pardo, el 11 de marzo de 1817, por ante el escribano Benito Manuel García Pérez, de ayuntamiento, hipotecas y Marina de dicha capital y su partido, siendo corregidor don Manuel Bernardino Pérez, comprensivo del terreno donde estaba ubicado el Rollo, incluido el símbolo de jurisdicción que pregonaba el poder municipal a los cuatro vientos, con sus respectivos canes, y con el que afirmaba su condición de realengo.
A pesar que entre las condiciones del foro se imponía la de “…conserbar en pie y en el ser y en el estado que tiene oy dia la insinia del Rollo, sin escarbar sus Cimientos de modo que sea Causa de su ruina, por ser una de las antiguas de esta Ciudad que debe permanecer…”, este monumento desapareció del “Campón del Rollo” sin conocerse como ni cuando, lo que denota la pasividad de las sucesivas corporaciones municipales que tan sólo se preocuparon de cobrar los diez reales anuales de pensión, a favor de los Propios y Arbitrios, hasta que fueron suprimidas este tipo de cargas.
En su lugar se situó un crucero que asimismo desapareció el 14 de mayo de 1932, durante la II República, en la conocida “Triste noche de los Cruceros” como consecuencia de la solapada campaña del alcalde don José Novo Rodríguez, iconoclasta republicano-socialista, sastre de profesión, promotor entre otras barbaridades de la destrucción general de los cruceros de la población y de la retirada de los crucifijos de las puertas medievales de la ciudad, amén de ataques y profanaciones contra los templos de Betanzos y su Comarca. De este crucero del Rollo hemos publicado, como ilustración del mencionado trabajo, una acuarela contemporánea e inédita de don Francisco Javier Martínez Santiso, sumamente ilustrativa sobre su realidad y entorno (remitimos igualmente a nuestra obra Morfología Urbana de Betanzos de los Caballeros- Extramuros- Aproximación documental, ayuntamiento de Betanzos 2015, copatrocinada por Gadis y Abanca, página 247), y de quien oportunamente sacaremos a la luz sus “Crónicas Municipales”, auténtica joya histórica sobre la actividad de los mandatarios locales durante la época que actuó como asesor y técnico artístico de obras del concejo.
Lo que hasta el presente se desconocía era que “…en el sitio de Junto al Rollo…” se había erigido antiguamente otro crucero, en pleno Camino Inglés a Santiago (véase nuestro trabajo Betanzos, encrucijada de rutas jacobeas, publicado en el programa oficial de fiestas patronales de 1993), que también padeció el aforo por el ayuntamiento y sobre el que vamos a tratar a continuación. En el último tercio del siglo XVIII, se presentaba una instancia en el ayuntamiento del tenor siguiente:
“M.N. Ylte Ciudad,
Señor: Pedro da Edreira a VSª rrepresenta y dice que en el sitio de el rrollo, ay sin uso un limitado terreno propio de V.Sª. y si fuese del agrado de VSª darselo al Suplicante en foro pagará a los propios de esta Ciud. la pension anual que VSª determine, allanandose el suplicante a facilitar de quenta el desmonte de dho terreno, dar paso franco a los dos Caminos y a la Servidumbre de las heredades y posesiones ynmediatas, Como lo espera el Suplicante con toda Mrd.
Betanzos Marzo tres de mil sietecientos ochenta y dos”.
La municipalidad comisiona al regidor don José Bañales Ginzo de Bourbón y al procurador general de la ciudad, la elaboración de un informe sobre la viabilidad de la petición del vecino de Requián, que presentan ante la Justicia y Regimiento el 13 de marzo de 1782, diez días después de la solicitud, en la que hacen constar que conforma:
“…Un corto triangulo prolongado en el expacio quedando paso por un lado al camino que ba para Roibeira, sigue por el otro la Cuesta que ba para las Cascas al salir de esta Ciud en el sitio de Junto al Rollo, cuio terreno tiene de largo en toda su extension cinqta Varas, por el Poniente y Vendaval solamente dos Varas; Por el Norte otras dos Varas solamente y de levante a poniee (poniente) honce Varas, todo el montuoso e Ynutil, confina con cercado de la Viña que tie (tiene) Andres Coquiños…”.
Territorio demarcado que consideran sin provecho alguno y que por tanto se podría aforar por cuatro reales anuales para incremento de los Propios y Arbitrios de la ciudad, al tiempo de señalar una serie de condiciones que son aprobadas en la sesión municipal del 4 de junio de 1782, siendo corregidor don Jacobo Troche y Silva, y decreto que se plasmaría en el foro otorgado el 15 de julio de 1782 por ante el escribano Pedro Antonio Couceiro de Andrade, del número e interino de ayuntamiento, con las imposiciones siguientes:
“… La primera qe aiga de edificar en dho terreno Guardando el Nivel en su frontera con los dos Caminos que ban para las Cascas y Ruibeira dexando la exteriord de la obra y el cercado con la Ygualdad de Anchos que tienen los dos Caminos, sin Resalir en Uno y otro.
Segunda que o bien acomodandose el pretedendie (sic., pretendiente) con el referido Andres Coquiños, o dexandole como paso para su Viña no ha de ser visto perjudicar a este en su entrada a la Viña con la Livertd y Comodidad devida.
La tercera que ha de Dexar dentro de dho terreno el Crucero que ay en el aunqe con solo la Colunna faltandole la Crus que la Ciud tiene en todas las entradas y salidas del Pueblo, Cuia Crus devera poner a su Costa el pretendie (pretendiente).
La quarta y Ultima que ha de pagar a los Propios de la Ciudad anualmente Quatro rreales Vellon, Ypotecando el propio pretende quanto Obperare en el citado terreno al seguro de esta pension, con Cuias zircunstancias Consideramos ser Util el foro que pide por la proporcion que la obra proyectada Causara a Veneficio del Publico en la estension de la Poblacion, en la que se aga en sitio despoblado en la que mejorar a los dias de feria y en la que diariamente hará Igualando la Yrregularidad y aspecto qe oy tiene, lo qe deve promoverse con semexantes obras…” (Archivo Municipal de Betanzos. Caja 5.795, folio 677 vº, sin catalogar).
Se recalca la existencia de cruceros en todas las entradas y salidas de la urbe, situados entre los siglos XIV y XV en todos los accesos de las poblaciones, por predicamento de los frailes menores, como así era en el Camino Real a Castilla y Cruz Verde; en los de Puentedeume-Ferrol y Villalba, en la encrucijada de Nuestra Señora del Camino, y otro más al abrirse la nueva carretera, al principio de la Calle de los Muertos, como también era conocida la calle de Nuestra Señora; el del Puente Nuevo, situado en el acceso a las Industrias Núñez en la salida hacia La Coruña, trasladado a principios de los años setenta del pasado siglo para la Plazuela de Gil o de los Carros, siendo alcalde don Marcial Olveira Rey, y que daría pie a su bautizo como Plazuela del Cristo; el de La Angustia y el que tratamos del Rollo, en el Camino Real a Santiago y Orense. Otro crucero estaba situado en la mitad del Puente Viejo, y que demarcaba la División Parroquial “…y lo mismo la mitad de el Puente viejo desde el crucero que esta fijo en el…”, y que todavía se conservaba entre los años 1746 y 1780 (Archivo Diocesano de Santiago. Difuntos de Santiago de Betanzos L.S. 28, folio 24).
Asimismo el documento antecedente hace referencia al beneficio que reportan este tipo de actuaciones, para facilitar el acceso a la ciudad en los días feriados. Hay que recordar que por aquella época era el único vial existente para entrar por el Sur de Betanzos, es decir por el antiguo puente de las Cascas (véase nuestro trabajo El antiguo Puente de Las Cascas de Betanzos, del 1º de septiembre de 2014), por lo que se producían atascos de carruajes y aglomeraciones que provocaban situaciones sumamente engorrosas para las gentes que acudían a las ferias, procedentes de las jurisdicciones limítrofes, Orense y Santiago.
En el ángulo formado entre el camino hacia Roibeira y la cuesta que baja a Las Cascas, entre sendos viales e inmediato al crucero que tratamos, se construyó una casa propiedad de doña Vicenta Arizaga y Vázquez Cabanas, que casó en 1793 con don Juan Antonio Martínez Villanueva, oriundo de la villa de Nieva de Cameros, obispado de Calahorra, fallecido el 10 de agosto de 1810, con quien tuvo a don Andrés, don Vicente, don Tiburcio y doña María Dolores Martínez Villanueva y Arizaga. El 13 de enero de 1843, por ante el escribano José Lorenzo Varela, del número de la villa de Muros, donde residía con su hijo don Andrés, Interventor de Rentas en dicha villa, otorgó una escritura de obligación a favor de don Francisco Pérez Ribera, hijo político de este último, Interventor de Rentas de Corcubión, quien les prestó siete mil reales para poner un sustituto a su nieto don Amador, hijo de don Andrés, por haberle tocado el servicio como soldado, y en garantía de la operación situó entre otros bienes la casa:
“… que tiene en esta Ciudad y son de su pertenencia y propiedad, sitas la una en el Arrabal del Rollo que divide los dos Caminos de los pueblos de Roybeira y las Cascas, que por su frente mira al Campo de la Feria, y por los costados confina por dichos Caminos asi como por la espalda pared medianil con otra tanta, y tiene dado en arrendamiento en la actualidad á Julian do Pico Traficante…” (Archivo Municipal de Betanzos. Caja 5.797, folio 344, sin catalogar).
El inquilino Julián Dopico, era oriundo de San Salvador de Villozás, contaba cuarenta años de edad, sastre de profesión, casado con Joaquina Gabín, de Santa María de Souto, de cuarenta y seis años de edad, con la que tiene dos hijos, Ignacio de dieciséis años, escribiente, y Dolores de diecinueve, y también vive en su compañía Ramón Seco, de Santa Cruz de Mondoy, labrador.
Aquella loma del Campón del Rollo fue el sostén de este símbolo jurisdiccional por excelencia y de dos cruceros, tres monumentos de gran significación histórico-artística que sucumbieron por la ignorancia y la dejadez, otro calvario para nuestro patrimonio, en tiempos en los que imperaba el odio, la intransigencia y el ostracismo, y actitudes que lamentablemente se han reanudado sin que muchos se quieran enterar.