ARTÍCULO EN EL QUE COLABORA FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES.
HOY conoce la historia de la única construcción de este tipo que se conserva en el recinto, una de las que manaba del arroyo de Aguas Vivas
La exuberante vegetación primaveral que han dejado las últimas lluvias tiene colmada de hierba y flores silvestres el que es el monumento arquitectónico con más historia del parque del Príncipe, la conocida como fuente de la Madrila. Sin embargo, el frescor del verde manto no la resta belleza ni oculta su carácter histórico.
De la mano del historiador cacereño y Cronista Oficial de la ciudad, Fernando Jiménez Berrocal, este diario conoce más detalles de la única fuente que se conserva en el interior del recinto, una de las que salpicaban el curso del arroyo de Aguas Vivas, que tiene su nacimiento en la Sierrilla y desemboca en el Guadiloba, como relata el historiador.
No es la más importante de este entorno, que antes de la construcción del parque fue una zona de huertas en la húmeda vega del regato. La principal es la de Aguas Vivas, fuera del perímetro.
No obstante, Jiménez Berrocal hace hincapié en la relevancia que en épocas pasadas tuvo la de la Madrila porque, según aporta, debió mantener un caudal de agua «aceptable» cuando en los siglos XVIII y XIX la de Aguas Vivas presentaba problemas de suministro, y el agua se trasladaba de ésta y de la cercana Hinche.
Amplía además el Cronista Oficial que en el Interrogatorio de Tomás López de 1978 se hace referencia a las propiedades medicinales del manantial en los siguientes términos: «Madrila y Hinche sirven para las enfermedades que tienen inapetencia a los manjares».
Todas las fuentes públicas de abastecimiento de agua se clausuraron en Cáceres en 1964 para evitar la transmisión de enfermedades por la ausencia de salubridad causada por problemas de higiene. Se da la circunstancia de que, en muchas de ellas, además de abrevaderos para animales, había lavaderos de ropa, como en el caso de ésta, y las filtraciones de los aceites de los jabones contaminaban las aguas.
«Mi espacio favorito es donde están los sauces llorones, es la parte más fresca y te sientes en el campo»SU SITIO
La figura de las lavanderas está muy arraigada en la ciudad y estrechamente ligada a la barriada de Aguas Vivas por sus fuentes.
«Es un elemento arquitectónico y etnográfico de la función que han tenido estos lugares a través de la historia. Muchas de ellas están acreditadas desde el siglo XV. Estamos ante un monumento que tiene un valor arquitectónico innegable», asegura Jiménez Berrocal, quien considera que su cuidado y conservación tienen «mucho» que ver con la responsabilidad ciudadana.
«Es el principal monumento del parque –reitera– y su mantenimiento debe ser permanente, como el del resto de las fuentes de la ciudad, que durante siglos prestaron importantes servicios a los ciudadanos».
Cartelería informativa
El Cronista Oficial sugiere que se dote a la fuente de algún tipo de cartelería informativa que recoja su historia, características y la función que desempeñó en una ciudad con dificultades de acceso al agua, que continúan solventándose en la actualidad.
Como cacereño, Jiménez Berrocal es asiduo al parque y suele pasear por su espacio favorito que «ha sido siempre la parte donde están los sauces llorones», confiesa. «Para mí es la más fresca, donde está el propio arroyo. Es un sitio en el que te sientes como en el campo, en plena naturaleza estando en la ciudad. Creo que, en ese sentido, Cáceres tiene unas posibilidades para la vida saludable en espacios naturales como tienen muy pocas ciudades», ensalza.
«Su cuidado debe ser permanente, como el del resto de fuentes, que prestaron un servicio ciudadano»MANTENIMIENTO
«El Príncipe –agrega–, consolidado, con todos los años que tiene, es uno de los pulmones auténticos de la ciudad; para la gente que pasea, para quienes vienen con sus mascotas, para los jóvenes, en definitiva, para todas las personas que disfrutan de él».
FUENTE: https://www.hoy.es/caceres/fuente-madrila-valor-20210503194520-nt.html