En enero de 1724, Felipe V abdicó de forma inesperada en su hijo Luis, primogénito de su primer matrimonio con María Luisa de Saboya, pero tras la temprana muerte de Luis I, en agosto del mismo año, Felipe volvió a reinar España.

Eran años interesantes para algunos miembros de la familia Molina, y uno de ellos, Francisco Javier de Molina Martínez, incluso obtuvo el título de Marqués de Darrax. Sin embargo, el gran investigador Vicente Montojo Montojo nos informa que este título se perdió en 1726.

He revisado los documentos para la obtención del título de marqués y Javier, hijo de Martín de Molina de la Vega Candel, afirmaba en los documentos que descendía de ascendientes aragoneses, tanto pretendidamente por parte paterna, pues el bisabuelo del marqués (Juan de Molina Vázquez) fue natural de Molina de Aragón, como materna: el abuelo materno (Jaime Martínez) lo fue de Alcoy (Reino de Valencia). Nunca he creído en tales cuentos, porque al recopilar los muchos árboles genealógicos familiares en mi libro (2002) sobre la expulsión en 1613, me quedó claro que al menos el 97% de los habitantes de Blanca eran de ascendencia mora. En mi libro (2015) sobre la inquisición en Blanca (1566) se puede concluir que al menos el 25% de la población sufría a manos del traidor y notario Pedro Cachopo, quien denunciaba a sus propios paisanos a la Inquisición. El obispo Jerónimo Manrique (Inquisidor general de España en 1595) incluso tuvo temporalmente una casa en Blanca y podía contar con su leal colaborador Pedro Cachopo. Aquellos que aún se atrevían a hablar árabe en Blanca podían esperar ser denunciados a la Inquisición por Pedro Cachopo y su hijo, que no era mejor.

Después de la expulsión de varios habitantes de Blanca y la partida temporal a otros lugares de otras familias en Blanca, que regresaron después de 10 años a Blanca o al Valle de Ricote, estas familias hicieron todo lo posible para ser vistas como cristianas. Querían deshacerse de las palabras moriscos y moros. Una posibilidad era mudarse a Murcia, donde no llamarían la atención como moriscos o moros, y otra posibilidad era comprar títulos, algo reservado para las familias ricas de Blanca. Estas se mudaron a Murcia, pero se aseguraron de mantener sus grandes propiedades en Blanca. Otro ejemplo de esto fueron los padres del poeta Carlos Cano, que vivían en Murcia. Carlos no se atrevió a escribir en sus poemas sobre Blanca o el Valle de Ricote, pero tanto él como su hermana pasaban cada agosto en Blanca. Sobre Carlos y sus poesías he escrito muchas obras. En resumen, podemos aprender mucho de la historia de un pueblo.