POR GOVERT WESTERVELD, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
El puerto de La Losilla, ubicado en un enclave estratégico, desempeñó un papel fundamental en la vida económica y social de la región a finales del siglo XIX. Este puerto no se encontraba a orillas del mar, sino en una importante ruta de comercio y tránsito, lo que lo convertía en un punto de encuentro vital para viandantes, pastores y mercaderes.
Supervisión y Seguridad
En el corazón del puerto se alzaba una torre de vigilancia, desde donde se ejercía un estricto control y supervisión de la actividad. La torre no solo permitía una vista panorámica del entorno, sino que también garantizaba la seguridad de todos los que transitaban por el puerto. Los guardias, siempre atentos, vigilaban tanto el movimiento de personas como de mercancías, asegurando que las actividades comerciales se desarrollaran sin contratiempos.
Comunicación y Circulación
La Losilla era un hervidero de actividad. Viandantes, pastores y mercaderes circulaban constantemente, utilizando el puerto como un punto clave en sus rutas. La comunicación fluida entre los distintos grupos era esencial, y La Losilla facilitaba esta interacción. Los mensajeros de postas se movían con rapidez, distribuyendo correspondencia y noticias, mientras que los mercaderes cerraban acuerdos comerciales y entregaban materiales, asegurando el flujo constante de bienes.
Aspectos Económicos
La economía del puerto se sustentaba en varios pilares. Uno de los principales era el impuesto por peaje, una tarifa que los usuarios debían pagar al señor de la encomienda o a un arrendador. Este impuesto era crucial para el mantenimiento del puerto y sus servicios. Además, el complejo de la encomienda, con sus múltiples instalaciones, era a menudo arrendado, proporcionando una fuente adicional de ingresos. Este arrendamiento permitía a los comerciantes y otros usuarios acceder a las infraestructuras necesarias para llevar a cabo sus negocios.
Suministro y Alojamiento
La Losilla no solo era un punto de tránsito, sino también un lugar de descanso y abastecimiento. Los viandantes encontraban alojamiento cómodo, y sus caballos recibían el cuidado necesario en las postas. Los pastores, con sus rebaños, podían hacer un alto en el camino, asegurando que tanto ellos como sus animales estuvieran bien atendidos antes de continuar su viaje.
Punto de Encuentro Comercial
La verdadera esencia del puerto de La Losilla residía en su papel como centro comercial. Aquí, se forjaban acuerdos de compra y venta, se negociaban precios y se realizaban entregas de materiales. La Losilla era un hervidero de actividad económica, donde el intercambio de bienes y servicios fluía sin cesar, impulsando la prosperidad de la región.
Conclusión
A finales del 1800, el puerto de La Losilla era mucho más que un simple punto de paso. Era un núcleo vital de supervisión, comunicación, actividad económica y suministro, donde convergían las vidas de múltiples personajes y se tejían las redes comerciales que sostenían la economía local. Su relevancia se mantuvo durante décadas, dejando una huella imborrable en la historia de la región.
Foto: Carlos IV de España
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