POR MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.
Creo que en estos preocupantes tiempos de despoblación rural, si cabe mucho más todavía que en tiempos pasados, el valor de las Tradiciones como Costumbrismo y Seña de Identidad de cada lugar, de cada pueblo, de cada sociedad es clave en adecuar soluciones, mantener ilusión y preservar aquellos recuerdos de nuestros antepasados.
Creo que las Tradiciones son el Alma del Pueblo y como tal, mantienen en su esencia la propia historia vivida de ese lugar, de sus gentes, de sus voluntades y de sus valores. Ahí deberíamos volcar un poco más la apuesta de apoyar institucionalmente esa Despoblación que es el cáncer de nuestra sociedad rural, la que durante tanto y tanto tiempo, ha mantenido la economía de la sociedad española.
Las Instituciones son clave en ello. Sus apoyos, tanto económicos como de peso institucional, determinarán que se mantengan, que se pierdan o que crezcan, y así, los pueblos de nuestra región castellano manchega y los pueblos de la provincia de Cuenca en nuestro caso, se sentirán más vivos, algo que ahora apenas sienten por falta de oxígeno.
Significativo es, sin duda, ver que nuestros pueblos se mueren por carecer de recursos esenciales, no tanto de los servicios básicos que a veces se cumplen, sino de la alternativa de trabajo para que familias jóvenes puedan encontrar en este medio rural, su proyección familiar y profesional, apoyando con ello, la estructura necesaria para que ese lugar, comarca o región, mantenga el equilibrio entre población-trabajo-medio de vida.
Por eso, en mi calidad de gestor cultural, de investigador y dinamizador del medio rural, sin olvidar mis ejercicios de acción y trabajo en los aspectos formativo y educativo, me anima a reflexionar sobre las tradiciones, sobre todo las costumbristas y las culturales, como claras manifestaciones de cómo un grupo en particular percibe el mundo y marca momentos significativos o transiciones de vida. No tengo la menor duda de que la sociedad evoluciona, los valores se modifican y las exigencias vienen determinadas por los cambios en el desarrollo intelectual y tecnológico; pero aún así, en muchas culturas, por ejemplo, es común para celebrar la transición entre infancia y edad adulta el basarte en las tradiciones como elemento de apoyo.
Al analizarlas vemos que tienen varios elementos clave. En primer lugar, se trata de algún tipo de ritual ceremonial. En segundo lugar, involucran a un grupo de personas; es colectiva y social en la naturaleza. En tercer lugar, son cuidadas por guardianes, como los historiadores, que tienen acceso al conocimiento o a la verdad detrás de los rituales sagrados y se encargan de difundirlo. En cuarto lugar, apelan a la emoción dentro de los individuos para lograr un mayor sentido de auto-conciencia.
Por eso, ahora que estamos empezando un nuevo año, esperanzador en el tema de la pandemia que sigue asolando y deseoso de poder cumplir lo que en dos años pasados, no se ha podido, retomar las tradiciones, el calendario festivo, la asunción de nuestras fiestas, religiosas y profanas como clave de socialización y calidad de vida, ahora como digo, es todavía más importante reflexionar sobre ello.
En muchas culturas, y sobre todo en la nuestra, estos rituales o celebraciones para la auto-identidad del pueblo en el contexto de una sociedad más grande, más democrática, más libertaria y más identitaria, una tradición suele tener un impacto profundo y duradero: aquí tenemos el caso de nuestra Semana Santa conquense o de la Fiesta de San Mateo, ambas fortalecen ese sentido de pertenencia a determinada comunidad, como es la nuestra, la conquense.
La cultura en la que crecemos define nuestra visión de nosotros y del mundo que nos rodea y mantiene una conexión con nuestros ancestros y tradiciones. El sentimiento de pertenencia a un grupo de personas con las que nos identificamos es una necesidad humana que se expresa a través del aprendizaje y el cultivo de una herencia étnica, religiosa y cultural. Esta identificación es muy importante en la conformación de nuestra identidad.
Pues bien, cumplamos la normativa sanitaria que nos predetermine cada momento porque la salud es la clave de la vida; pero fortalezcamos nuestra ilusión en mantener, potenciar y desarrollar nuestras Tradiciones más populares, más solemnes y más nuestras, porque en ellas está el sentimiento como sociedad y la esencia como ser humano. En todo ello, el Respeto con mayúscula debe de ser el nexo que las defina, y la creencia en nuestra identidad porque así seremos más fieles a los valores que hacen grande las sociedades y el orgullo que para un conquense, como es nuestro caso, representan sus celebraciones. Apoyemos las Tradiciones y nos hagamos partícipes de ellas.
FUENTE: https://eldiadigital.es/art/386890/el-alma-del-pueblopor-miguel-romero-saiz