POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Esta «sentencia», si así se puede llamar, es lo que decía un refrán muy antiguo y que hoy podría considerarse como «inadecuado y hasta inhumano» por aquellos colectivos que agrupan y defienden a personas con algún tipo de minusvalía.
En fin; las cosas son como son y la tradición popular siempre procuró seguir ese dictado.
Las familias, según sus posibilidades, se afanaban en lograr para sus niños, niñas, o ambos, un «algo para estrenar » y que en cierta medida combinara con el ramo o con la palma que, después de bendecidos en la iglesia, se entregarían a padrinos y a madrinas.
Era frecuente ver a los niños con jersey nuevo, con «pantalonín corto» nuevo, o con zapatos y calcetines nuevos. Bueno, en realidad con uno u otro u otro; porque «los tres estrenos a la vez» resultaba caro.
Las niñas estrenaban vestidín, calcetines y zapatos y hasta un lazo en el pelo que «hiciera juego» con el lazo que adornaba el ramín de laurel o la palma.
¿Y los «mayores»?
Esos, nada de nada.
Ya disfrutaban poniendo cara de felicidad al ver a sus hijos presumir «de estreno».
Ese día «de Ramos» era «visita obligada» a las cafeterías, bares o chigres del pueblo, villa o ciudad.
No, no se hacía «pa tomar un vermutín o un vasín», sino para que el vecindario viera qué guapos iban los niños y alabase (con envidia, claro) la calidad de lo estrenado.
Y si «caía una propinilla», más felicidad para los rapaces.
Después, ya a la tarde, y también vestidos «de estreno», vendría la obligada visita a los padrinos para entregarles «el ramu» y recordarles su deber de «REGALO DE PASCUA» al domingo siguiente.
De eso hablaremos en otro momento.
En 1976 Ediciones 99 S.A. de Madrid, con autoría de Bernardino M- Hernando, publicó un curiosísimo libro (que tengo la suerte de poseer) titulado BENDITO PAÍS.
En él se recopilan anuncios y comentarios de prensa que, apoyándose en expresiones religiosas, inciden sobre temas de nuestra vida «del día a día»; temas que pueden ser vacacionales, deportivos, culturales, festivos…
Hoy les ofrezco el anuncio que reproducen en la página 94 al que acompaña este comentario:
«Domingo de Ramos ya no es -o tempora, o mores- el comienzo, aunque cristianamente triunfal, del agónico dolor, sino que por decreto comercial es el «Domingo de Estreno».
En Asturias, humildes que somos, terminábamos la fiesta con una cena a base de gachas («farrapes», «fariñes»…) dulces preparadas con harina de panizo o de maiz, agua, azúcar, mantequilla y sal, bien acompañadas de unos curruscos de pan frito, o unos torreznos, sobrenadando y un buen tazón leche caliente.
Lo decía el cantar:
«Domingo de Ramos
panizos comiamos,
con llechi o en sin ella
allá los tengamos.